Colon. Un fecundo error llamado America
Marinero desde infante. piloto, corsario, a ratos fabricante de cartas de marear en Portugal. negociante,
politico, don Cristobal Colon, el Descubridor, entre la suerte, la navegacion, Dios, las profedas, la ciencia de
astrolabios y cuadrantes y las trampas de la ambicion, y el asombro de las Antillas y la envidia que levanta
y que provoca que regrese de unos de sus viajes cargado de acusaciones y cadenas.
eQue pensarfa Colon cuando deja el puerto de Palos y atraviesa el mar tenebroso? No solamente que al
fin y al cabo, tras anos de visitas a cortes europeas y de desvelos, iba a probar que su ruta por el oeste hacia
Cipango y Catay era posible. Le inspira la intuicion de que marchando por la ruta del sol se llegaba al otro
extrema del mundo. Pero en la idea suya se mezclaban en dosis explosivas. otras convicciones: los textos
bfblicos. es decir, la promesa de hallar el Parafso o al menos la perdida tribu de Israel tanto como el rumor
en tabernas de marineros lusitanas de restos de plantas y aves desconocidas. iQue vida la de Colon! Que
espectacular su diario de bit6cora. Y el testamento lleno de reproches a los ingrates reyes; el aventurero
muere como un gran senor. Destina excepcional, entre dos tiempos, no solo entre dos continentes, entre un
~enacimiento
de hombres voluntariosos y como el mismo Colon, excesivos, Cesar Borgia, Maquiavelo, Miguel
Angel. y aquel otro, posterior, de navegantes modernos. Cook, Bougainville, que siguen su estela, sin llegar a
tal sumo de aciertos mezclados con errores: su mal c61culo de millas marftimas {millas 6rabes, m6s cortas, y
en consecuencia erroneas) que le objetan en la junta de sabios de Valladolid, que no estaba del todo mal
encaminada. Pero igual llega a unas islas desconocidas aunque sigue buscando el pasaje hacia el Catay,
hasta el cuarto viaje. Y esa sumo de disparatados hechos, son tambien el Nuevo Mundo. America la mal
llamada, deberfa haberse llamado Colombus, Colombia. Un error de un catografo alem6n, Martin Waldsse–
muller, que recibe la carta de Vespucci, escrita en latfn {America es la tierra que describe America) provoca
que la historia le robe el nombre del continente y esa otra humanidad que no describe sino descubre. {hn)