Table of Contents Table of Contents
Previous Page  167 / 246 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 167 / 246 Next Page
Page Background

so Barba,

El arte

de

los meta/es,

1640.

Se trata de un manual de

metalurgia y mineralogfa, el mas

importante del Renacimiento di–

cen los entendidos, cuyo autor,

que residi6 en Potosi, «anode

una serie de conocimientos y

representaciones indfgenas al

corpus

occidental». Barba, en

efecto, parece reunir saberes

antiguos, la alquimia griega, la

tradici6n arabe y el saber me-

dieval y cristiano. Y se hallo en

la Biblioteca Nacional, en sus

fondos coloniales. La obra ilustra

uno de los temas predilectos, la

«mundializaci6rn> del america–

nista Serge Gruzinski, lo que el

llama cda din6mica de saberes

y experiencias imperiales euro–

peas», en este caso, mezcladas

a otras formas de saber. Biblio–

tecas eruditas, een el cruce de

muchos mundos?

ARTE

DE LOS M

TALES,

...,

E

ESE N EN

EL VERD

RO B

IC

DE

LOS

DE

ORO ,

Y PLAT

POR

AZ<

EL MODO DE F NDIRL

TG.

v ',

Y OMO SE

HA

DE

RE.Fl

AR,

Y APARTAR

NOS DE

TROS.

C 0 l\1 P U E S T 0

POR EL LICE

CU.DO

ALV,-1RO AW. SO

BARB

,.

natural

de

la Vil

la de Lep

e, m la Arrl.i/11c1a, C111'J m

IA

Imperial de

Poto11

d!

l.1 PJn•o7ufa

de San Bernardo.

NUEVAME TE

AHOR. A ANADIDO

CON EL TR T D

DE L S A Tl ,

-\S

m

de Efpaiia , que efcribio D n

Alonfo

Carrillo v Lafo,

abaUero

delAvico de

~ntiago ,

y

aball

.!1.0

de

ord va.

~~~~:t~

C N LICE N

Cl

A.

M AOil.n> .EN LA 0F

1

-INA

D~

LA V HTOA D.E MANUf.L

F.[-11.

A

o

Ano

DE 1770.

A

<'oj1a

dt

M .mutf

Jt Godor, Muu1tltr

d~

L1bro1

'"

tjld 'Ccrtt. St

tn

JU

'{icnd

"'

la1 Grada1 dt San

Pbclit1

cl Rtal.

A la izquierda, al reves, el asombro por Occidente.

En esta p6gina, eEs necesario insistir fa importancia que tuvo, en

lo

real yen

to imaginario, minas, meta/es y riqueza?

Joyas de la Biblioteca

EL XVI ,

EN EL ASOMBRO DEL MUNDO

De estos coloniales dentro del

Orbe lberico, hay otro centro de

interes, el tercero en esta expo–

sici6n, que no deberfa sorpren–

der demasiado, pero que igual

sorprende. Sabemos que hubo,

mal que bien, ciencia colonial.

Tuvimos graduados en Medici–

na, acaso menos que en leyes

y letrados. «La jerarqufa social

de los medicos era algo me–

norn, dice Sandro Patrucco,

20

pero hubo hospitales, que por

el XVIII , se hicieron numerosos.

Obras de la piedad cristiana . Y

grandes medicos los hubo, Cos–

me Bueno, Hipolito Unanue, y

esa ciencia , magra sin duda

pero no inexistente -los prime–

ros galenos fueron los barberos

anode un ironista- ha sido estu–

diada por Valdizan, Paz Soldan,

Lastres.

21

Pero lo que hallamos

en nuestros fondos bibliograficos

sobrepasa el interes especffico y

profesional. Son parte de aque–

llos que en el comercio de libros

en la Carrera de Indios, eran

embarcados y pasaban como

«literatura practica y cientffica»,

como se senala en un estudio re–

ciente .22 Obras sobre medicina y

sobre maquinas es lo que hemos

hallado. Es el caso de la

Historia

de

la composici6n def cuerpo

humano,

escrito por loan de Va–

luerde de Hamusco, en Roma, e

impresa por Antonio Salamanca

y Antonio Lafrerij, en

1556.

En los

galeones llegaban, misioneros,

y tambien desembarcaban

Ii–

bros c ientfficos. Ydesde el XVIII,

la llamada «colonia tardfa» de

algunos historiadores, llegaron

libros secretos, o incredulos o

libertinos.

Ciencia, decimos, la de esos

tiempos en fin , pero ya la vo-

159