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toridades andinas, con los cu–

racas coloniales. El papel de la

Iglesia y del misal. La conversion

masiva al catolicismo en los An–

des. El Orbe lberico abarca lo

real y lo imaginario.

Tambien envuelve lo que

crefan ser hombres y mujeres

de ese tiempo virreinal. Parecen

sentir que eran parte de algo

vasto e importante. El trabajo

hist6rico, si bien parte de cate–

gorfas que el historiador fiel a las

preocupaciones de su propio

tiempo utiliza, no deja de intuir (y

de reconstruir) lo que pensaban

los hombres de otros tiempos. El

historiador, dice en su admirable

texto Lucien Febvre, es coma el

ogro va tras el olor de sangre, va

tras la vida , tras la realidad hu–

mana .7 Asf, cabe agregar que

los hombres que viven bajo la

gran burbuja del Orbe lberico,

desde un Portugal anexado a la

Nueva Espana como se llamaba

entonces lo que es hoy Mexico,

los multiples y variados subditos

de esa entidad vasta y ambi–

ciosa, probablemente sentfan

que aquel era su marco de re–

ferencia mas evidente. eAcaso

no es cierto que el franciscano

espanol Juan de Torquemada,

no escribe en

1615,

su

Monar–

qufa indiana?

No dice - obser–

vemos- ni America espanola ni

Indios, ni Nuevo Mundo. Junta

la instituci6n polftica con un es–

pacio. Estamos ante una mun–

dializaci6n iberica . De la cual se

va a desagregar, a separar, en

el ftanco mismo del capitalismo

europeo que despunta, las ricas

y estrategicas tierras llamadas

Flandes . Mundializaci6n ftan–

queda por la hostilidad inglesa,

francesa , y holandesa, y de ahf,

Joyas de la Bibliotec a

EL XVI.

EN EL ASOMBRO DEL MUNDO

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TE.RRESTRE Y

DONDE BREVE Y COMPENDIOSAME.NTE S

trat a de

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Merca.n ci a

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~DIRIGIDO

A DON FERNANDO DE

CASTRO

C;rnallcro de la O rdcn de Santiago.

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41

EN LI M A.

Por

Pr:rncifco cld C :i n to ,

natural

de

Medin a

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C ampo.

A

f

o

cc .

l 61

7.

Un manual, para llamarto en terminos de nuestro tiempo, de autor afincado en Oviedo,

reeditado en Uma, 16 17. Una cierta gtobatizaci6n.

la prolongada guerra sobre los

oceanos: el acoso de las ftotas

de Indios.

En fin, la categorfa, el episteme

de Orbe lberico nos permite una

historia cultural y antropol6gica

en la que se incluye, porejemplo,

la evangelizaci6n, el comercio

marftimo transatl6ntico, y situa los

fen6menos de estructura y co-

yuntura de esas economfas emer–

gentes, en una medida secular

del tiempo hist6rico al que la Es–

cuela de

Anna/es

ha llamado, <do

largo duraci6n».

8

Sin duda, esto

nos saca de la historia de virreyes

y fiestas coloniales, pero nos pue–

de explicar mejor cu61es eran los

lugares del saber, y cu61es las pre–

ferencias . C6mo se formaban las

elites, que ocurrfa con las bibliote-

147