tendencia heredada del erasmismo del siglo XVI. En lo cual
colisionaría con Carlos Araníbar que ve al Inca cristiano más
bien dentro de la Escolástica y la Contrarreforma. ¿Erasmista
u ortodoxo? Mazzotti lo ve también en contra de la razón
de Estado del Estado absolutista de Felipe 11, no es poco.
La
metaotredad de los Comentarios Reales,
de Francisco Manzo
Robledo, profesor de la Washington State University, es texto
indicativo de esta nueva manera
(2003).
Por metaotredad el investigador entiende como·un re–
acomodo, bajo círculos internos dice, subdivisiones de la
dominación (eso lo digo yo) en lo más externo del círculo
los españoles, luego en los internos los mestizos, otro más
interno los Incas y finalmente los «otros», los demás indí–
genas, que quedan a la merced del futuro incierto. Cita a
Donald Castenien que en
1969
habría propuesto que este
trato de Garcilaso resulta similar al que adoptaban los anti–
guos griegos. Otra prueba más que ante el asunto de «como
gobernaron aquellos Reyes)), de Garcilaso (libro
1)
se cruza
el recuerdo con sus lecturas de otras barbaries y otras civili–
zaciones. Riesgos y prodigios de la sabiduría de un solitario
pensador cusqueño en la Córdoba del siglo XVI. En la bo–
rrasca de ideas y debates del vertiginoso Renacimiento. Que
también tocaba a España donde transcurre la mayor parte
de su andadura humana.
Si la voz de Garcilaso es la de un «enunciador», no solo lo
es como un hombre de Indias. Es hora de abordar el Garcilaso
ya mayor, poseedor de saberes, providencialista, renacentis–
ta, platónico. Lo más importante de Garcilaso tal vez no sea
ser el proveedor de información sobre el reino ideal o real de
los Incas sino cómo se movía él en las fronteras mismas de
una historia tensada por lecturas teológicas y filosóficas. En
Los Comentarios,
dirá Duviols, «la Providencia y el profetismo
son los motores de la historia».
El providencialismo de Garcilaso no es novedad. Y en
efecto, la examinaron diversos garcilacistas, como hace muy
bien de señalar en el prólogo de la edición de
Los Comenta–
rios Reales,
Ricardo González Vigil. Excelente prólogo por lo
demás. Ciertamente, el providencialismo fue notado desde
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