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ción que se presentan en

La Florida del Inca»,

texto publicado

por la

Revista de la Pontificia Universidad Católica del Perú

(1982).

Pupo Walker insistirá en la vocación literaria, el papel

de la profecía en los textos del Inca, en un trabajo publicado

en Madrid

(1982).

Es entonces el trabajo de Julio Ortega,

el

Inca

y

el discurso de la abundancia,

también editado fuera del

Perú, en Caracas

(1992).

Lo mismo ocurre con José Rodríguez

Garrido, quien trata de la identidad del escritor, en la

Revista Iberoamericana

(1995).

Trabajos importantes,

decisivos, pero una duda me asalta. Los problemas

que suscita esta nueva aproximación, los de un

escritor cogido en la dialéctica del uno y del otro,

¿pueden ser resueltos desde una disciplina

aislada, desde los estudios literarios? La con–

tribución del psicoanálisis resulta pertinente.

Memoria del bien perdido,

de Max Hernán–

dez, es de

1991.

El subtítulo es significativo:

conflicto, identidad, nostalgia.

Desde el primer

capítulo, «En el umbral de dos mundos», hasta

el último, «Rincones de soledad

y

pobreza», lo

que emprende Hernández es una reconstitu-

ción de un proceso de experiencia. El trabajo

se propone «dar cuenta de una indagación psicoanalítica».

Hernández fue parte (es) de un grupo de trabajo interdisci–

plinario, Sidea, él y Moisés Lemlij, psicoanalistas, y por las

ciencias humanas, Luis Millones y María Rostworowski. La

eficacia simbólica de

Memoria del bien perdido

viene también

de ese cruce de disciplinas y miradas.

Max Hernández avanza a la vez proponiendo y recogien–

do indagaciones anteriores.

El amor indígena,

que invoca por

el deseo de la madre por ese hijo mestizo, enlaza con los

trabajos de Cornejo Polar

y

más atrás, con un cuento de Ven–

tura García Calderón. Todo le es contado al Inca, como en un

juicio, si no divino, humano. Que su padrino de bautizo fuera

Francisco de Almendras, «hombre de a pie en Cajamarca»

y que recibiera parte del rescate de Atahualpa. Hernández

propone, finalmente, si tomásemos conciencia de la fecha

de su nacimiento

y

de sus circunstancias, de un Garcilaso

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