sino el presente. Su teoría tiene la elegancia y la economía
de las grandes teorías científicas.9
La etnohistoria pone en escena realidades enterradas.
Y en ese sentido, otra crónica emerge como la portadora
de nuevos sentidos e interpretaciones. En la Biblioteca de
Copenhague durmió cuatro siglos la crónica del indio Felipe
Guamán Poma de Aya la,
Nueva Coronica
y
Buen Gobierno
del Perú
(1615).
Era una carta dirigida al Rey, acompañada
de dibujos que revelaban la pésima situación de los indí–
genas. Guamán Poma tiene varios atributos que explican
el interés que despierta. Es indio bilingüe, y vive y ve lo que
ya no puede ver Garcilaso, la profunda desestructuración
del mundo andino bajo el poder de curas, encomenderos
y corregidores. No es sorprendente que el propio Murra se
interesara en su publicación, y trabajara con otros en ese
sentido, unos veinte años.
En suma, hay un momento en el siglo XX en que Garcilaso
parece definitivamente atado a un pasado ligado al hecho
conquistador y a las reivindicaciones de la élites desplazadas
y vencidas, tanto los capitanes españoles (llegaron los fun–
cionarios, no los títulos feudales) y los linajes dinásticos del
antiguo Imperio, incorporados a lo sumo como caciques e in–
dios nobles. Ruedas del gran aparato imperial de los Austria.
Es decir, era asunto terminado, fuente cerrada. Sin embargo,
no será así. Habrá para Garcilaso una segunda vida.
11. Los recientes garcilacistas
Bajo las aguas tersas del primer garcilacismo, el topo de la
historia prosiguió su labor de zapa. Adviene una segunda
corriente -lo hemos dicho en la introducción- que dis–
minuye notablemente el interés por
Los Comentarios
como
fuente y en cambio aumenta el valor de Garcilaso como caso
literario y de conciencia. Advienen, pues, otros trabajos, otras
lecturas, suficientemente diferentes como para justificar
este segundo volante. Garcilaso suscitará un nuevo interés
pero desde sus problemas de identidad, su existencia de
mestizo abriéndose camino en la vida española del XVI, sus
opciones, su renacentismo. En otras palabras, Garcilaso se
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