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LA

INSTITUCIONALIZAC IÓN DE

LOS

PROVINCIANOS

EN

UMA Y

SU

VIGENCIA

CULTURAL

Américo Albarrán

Siendo Lima

el

centro

principal de

!ns

agremiaciones

y

movimientos

políticos

del país,

no

es

difícil entender

por

qué

los

ilustrados

provincianos

que

tienen

vocación política

y politiquera, se

en–

caminen

a la capital

donde

se

enmentran

!ns

sedes

o

locales

cen

erales de los partidos

políticos

de •izquierda,.

(PUM,

UNIR,

PC, PCR, PSR, FOCEP,

APS), de

•cenero izquierda»

(APRA) y de •derecha»

(PPC, AP, DC); a los cuales se

integran

tambié n

la gran mayoría de

los

provincianos que son utilizados como

votantes, como •tontos titiles», en

cada

período electoral. El beneficio

de las

elecciones es

para la

alta dirigencia

partidaria y para

los

que

salieron

elegidos

diputados

o

senadores y poco

o

nada para

la

masa

electora pTOvinciana.

La

migración

de los

políticos

y

poli riqueros

es muy

común

y

frecuente

durante los períodos pre-electorales,

electorales

y pose-electorales de la

República. Los

candidatos

a

diputaciones

y senadurias

vienen

de

todas

parres del

país a la capital para buscar apoyo en

!ns

dirigencias nacionales

de los

partidos

políticos

en

disputa . Los que

logran

ser

elegidos, se

instalan en

la

capital con

Sii

familia y

luego motivan

la

migración

de

algunos partidarios, parientes y •Paisanos•

a

Lima; donde tratarán

de

conseguirles

colocación, con

la

venia

y

aprobación

de

los altos

directivos

del partido

en

el

poder,

aumentando así,

período tras período

electoral, la burocracia de «favor

político-,

la

inmoralidad administrativa,

el

despilfarro

económico, con

desfalcos y

aumento

ilícitos

de sueldos de los

funcionarios;

la

inflación,

la pobreza de

!ns

grandes mayorías,

con un

personal

administrativo inservible

para el despegue

del desarrollo

nacional.

De

orro

lado, la presencia y

presión

política

de

cSendero Luminoso»,

desde

1980

en numerosas

provincias del país,

esencialmente en

los departamentos de

A

acucho,

Apurímac, }amín, Huan–

cavelica,

Paseo,

Huánuco, Puno

y Cusco;

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hojas de coca, jugué fútbo l en C erro de Pa co, estuve como

ayuda nte de coci nero en un chi fa en Huacho. Trabajé como

guach imán frente a la

nive r idad de Lima, ha ta que me

encontraron du rmiendo y me botaron, vendí zapatilla en

La

Parada, fui boxeado r en el antiguo Coliseo Nacional. Hasta

pre o e tuve: en Huánuco me metieron preso po r vago. Fue

muy chistoso e o, me quitaro n mi armó nica, no tocaba ni

michi pero me gustaba e tar con la armónica. De pués me di

cuenta de que la armón ica reemplazó al cuchillo. De de que

ten ía 16 años andaba

iempre con el cuchillo, pero nunca lo

u é, olo una vez tuve que en eñarl o. Pero

iempre me daba

como una sensación de seguridad. Luego camb ié la armónica

por el celular. Siempre tu e una actitud por el arma blanca,

porque soy un pata de barrio, y la única fo rma de defender e

e r a aga rr á n do e a cu c hill azo , a b o te ll azo . Hice e

to

cachuelo hasta que empecé a er mimo en la calle, me fu e

mejo r, po rque además me gu taba. Como había vi to a Jo rge

Acuña, empecé a cop ia r u mimo en Villa El

a lvado r. Y

hab ía esperado mucho año antes de pedir mi militanci a en

Vangua rd ia Revolucio naria. C ua ndo lo h ice fu e toda una

ceremo nia, me pu ieron una chapa. «Angola», me llamaban.

En lo

inicios de la d ictad u ra de Mo rale Bermúdez había

una eferve cencia en Vi lla El al ado r, que deja de er la niña

mimada del gobierno y se convierte en una batalla campal.

na noche, un día an te de un paro nacional, cae en Villa El

alvador el Ejército y e lleva a quin ienta per o na . Empezó

una gran repre ión, per ecucione , tod

e o. En esa época, el

er artista empezaba a er una cosa má peligro a y concreta,

donde uno tenía una tarea que cumplir dentro de la estructura

del partido. Per

con la dem cracia, con Belaúnde, la co a e

tranquil iza, se calma el tema de la rebelión , porque el di trito

contribuyó mu ho contra la d ictadura.

En 1981, po r c n ejo de un amigo, po tulo al Teatro de la

Universidad Católica (TUC). Para mí, era un pa

importante,

y en el barrio me cambiaron el trato. Me daban la mano porque

había en trado a una e cuela de teatro uni ersitario.

o tenía

valor de uni ersidad, pero, para la gente del barrio y para mí ,

era la oportunidad má cercana que iba a tener en la vida de

acercarme a una uni ersidad. Camb ié t da mi

ida, se vo lvió

una

ida uni er itaria. Tenía una lógica de estud io.

alía de mi

ca a temprano a estud iar, a leer, a hacer mi trabajos. El otro

día estaba re i ando mi cosa

ieja , y vi que ten ía buena

nota en todo lo cur os. Lucho Peirano, mi profe or de Arte

Y

ociedad, me dijo que leyera a Mariátegu i y u Siete

ensayos

de

interpretación

de

la

realidad peruana,

a Lu i Alberto

ánchez y

u

El Perú:

retrato

de

un

país adolescente.

il io de Ferrari era mi

profe or de Hi toria del Arte y me dijo que te nía que leer a

Aristótele . Poco a poco, adquirí la capacidad de leer rápido.

Cada iaje en micro de Lima a Villa El alvador, que eran do

hora , me leía, por ejemplo, Cien

años de soledad

entre un !une

y un

ieme . Mi biblioteca on lo micro .

Co

UIO LO CHOLO EN EL P ERú