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Quinas,
y
oh·os
sufrfrnicntos
que el
tiempo
revelará en
oprobio de sus ver<laderos
autores.
El cspcdientc de la materia' el (lcscnga iio
y
retroce~o
<le las mismas autoridades Su pre 1na )' Dqwrtamcntal, re–
velan hasta la
evidencia
la injusticia
<le tales
proccdirnien–
tos
y
nos vindican
de
las torpes calumnias con que los
conlrahandistas
y
aspi1·anlcs
a despojarnos del
negocio
Quinas,
abrieron
una nueva
era
de hostilidad
contra
nos–
otro~.
Apcsar
de nuestra vindicacion leg<:il
consignada en el
citado espedientc,
esas mismas
ca!umnins
con
c¡uc
se pre–
tendió envilecernos para absolverse del crímcn de
sacrifi–
carnos, han servido de base
a nuestros
cnernigos comer–
ciales
para rcpro,lucirlas sin
intcrmision
J acumular sobre
ellas otras
nuevas
y
nrnsores al
objdo
de su inrnriable
tema
«
dJ
anular nuestro contrato)"
despojar nos de la no–
minal
y
burlesca csclusiva que
poseiamos.
»
Puede Vd. calcular
Seií.orMinislro,
¡_.qué derechos nos
hahi<rn quedado a la
csclusiva
estraccion de Quinas, cuan·
do fwbian sido
lrnllados
los del honor, los de
la
seguridad
)' propiedad individual?
Claro est{1 que úingunos Í"'pucsto
que ni la defensa, ni la vindicacion por la
prensa
nos
faú
permitida, 1lcsdc que nuestros cncarniwdos
enemigos
lograron
nsociar
al poder para
oprimirnos de
consuno,
procurtlndo
envilecernos ante
el
público nacional
y
cs-
1.r;mjero.
Aun
no es tiempo
de analizas
los funestos resultados
comerciales que en
rclacion ;,d negocio Quinas produjo en
el
comercio estranjero esta
séric
de atcnliHlos cometidos
co ntra
nuestra
Sociedad.
Tampoco lo es
de
formular
,Jos
justos reclamos a
cp1c
ellos nos dan un inconlcstalJle de–
recho. Todo lo harcrnos en su debida
oporlunidíld,
en
el