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53

Si

esa reunión

popular mostró el peligro que

para.la

amistad

entre los dos pnfses envuelve una conducta como la del

referido

Cónsul, el otro

meeting

celebrado

á

continuación

y

allí mismo

con la. mejor clase de la población,no menos que la actitud ge–

neral de la prensa de los Estados Unidos en ocasión tan nota–

ble, probó que el buen sentidodel pueblo americanono se preo–

cupa (asi al menos lo hemos entendido) por cuestiones juris–

diccionales que tienden en la práctica á dejar impunes ciertos

delitos, 6

á

servirde pretexto

á

rcclumaciones de los que se dan

por injustamente perjudicados.

La mejor indicación,

á

nuestro entender, de que el pueblo de

los Estados Unidos no se descontent..·uá

porque subsista

el ar–

tfculo 186del código penal d6 Ohihua.hua, ni aun porquevuelva

{~

aplicarse

á.

un

hecho ocurrido

en

aquel país,

ya

que

una. sola.

vez en t.'\utos

años

ha

tenido

aplicación

á

un americano; la me·

jor indicación de que no

hay tal

peligro, es algo ocurrido pocos

meses deftpués de la

prisión

deCutting. Sucedió entonces, ta.m.

bién

en

El Paso, Texas, que un

individuo difamó por la prensa

(~un

mexicano, igualmente de Pnso del Norte, donde fué

redn·

cido

á

prisión lo mismo que Cutting; no babienrlo más diferen–

cia entre

uno

y

otro caso, sinoque en el segundo el libelistaera

espafiol

en lugar de ser americano: circunstancia. que no debió

impedir

él

que se

protestaracontra la Jurisdicción ejercida, su–

puesto que

el

difamador, según

la

teoría territorial

de

la pena.,

debió

ser

sometido

á

los

tribuna.les de El

Paso. Sin

embargo,

en

aquella.

población no hubo

una 'sola

voz que se leva.ntase

paro. pedirlo, y la

Cámara

de

Comercio, compuesta,

de

las

per–

sonas más honorables, celebró una reunión extraordinaria, eu

la

que cortesmente

admitió al Cónsul

mexicano, para excogitar

algún medio, poniéndose

do

acuerdo ambaspoblaciones,

con

que

reprimir la audacia de los libelistas que seprevalían

de

In. faci·

lidad de cruzar la frontera.,

en

aquellas cindadcs contiguas, á

fin

de insultar

á.

mansalva

aun

á

sus

individuos

más respetables.

El

informe

que

acompa.üo

á.esb\not.a, cou el adjunto recorte

de

«The

El

Paso Times,, remitidos ambos

por el

Cónsul Escobar

y Armendt'i.riz, muestra

cuál

fué el espfritu

do aquella

reunión,

nad• hostil contra México por la nueva aplicación del art.186,

,sino antes bien favorable

á

sus

disposiciones.