PRELIMINAR.
de hablar los españoles para buscar sus equivalencias.
8 Como la lengua latina, aunque ID!lf!rta, es general en la Europa, ha
parecido del caso poner en el diccibnario sus correspondencias : lo que
hará mas extensivo su uso.
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Así en la Palestina yJSiria coLno en las escalas mercantiles de Levan–
te, Africa y Oriente necesitan los nuestros darse á entender y c:;:ontratar
con otros europeos, quienes percibirán y retendrán mejor
el
valor de
las palabras españolas. y
el
de las arabes teniendo
á~
la vista la
correspon~
dencia latina.
ro Aprovecha tarnbien á los investigadores de nuestras etimologías el
cotejo de las tres lenguas española, latina y arabe para discernir por medio.
de la comparacion las voces que hemos tomado de estos dos ultimos idio–
mas, y la inflexí'on que recibieron en el nuestro ; siendo cosa averiguada
que el fondo de nuestra lengua es el latin,y que
el
arabe la ha enriquecido
con un gran numero de palabras.
1
r
·En tercer lugar van colocadas las
correspondencias arabes,
asi
de las voces como de las frases y adagios.
r
2
El juicioso lector advertirá la diligencia que ha puesto su autor para
dar
á
este diccionario la claridad y perfeccion posibles.
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Se han procurado elegir las palabras propias y recibidas en el uso co–
mun de las gentes que hablan correctamente este idioma : se han te–
nido presentes Jos diccionarios arabes de mejor nota publicados hasta aho–
ra, de que se acaba de dar noticia.
1
4
Esta diligencia por sí sola seria defectuosa si el autor no hubiese pa- ·
sado muchos años en la
Tietra~sanea
y
pueblos circunvecinos , cuyo tra–
to familiar le puso en estado de hablar y escribir corrientemente esta len–
gua, que es con'lun y general en
J
erusalen y en todas las regiones de
la
Siria, Palestina y Egipto.
r
5
Como en todas partes las gentes instruidas y cultas usan de Jos termi–
nos mas propios
y
puros,
á
diferenéia
d~l
vulgó,, se ha procurado poner la_
mayor diligencia en escoger las voces mas bien recibidas y que merecen
preferencia en el uso de las personas eruditas, cuya aceptacion segun el pre-.
cepto de Horacio debe dar la ley en esta y en qualquieta otra lengua.
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Lps literatos tienen el primer lugar entre las personas cultas, y com
signan en sus escritos los terminos mas propfos y corrientes.
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Las voces arábes se pueden reducir
á
dos clases: unas que se hallan
depositadas en los libros, y otras que pertenecen al trato familiar de las
gentes en cartas
ó
por conversacion.
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Esta segunda especie de palabras abraza la lengua corriente
y
usual,
y
es la que se busca en el presente diccionario con el fin de facilitar
á
los es–
pañoles el trafico
y
comunicacion en las regiones en que se habla
la
lengua.
arabe.
.
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Las palabras depositadas en los libros son en gran parte antiquadas así
en el
ara~e
como en las demas lenguas que de largo tiempo han sido culti–
vadas.
TOJf. I.
Que-