Previous Page  44 / 628 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 44 / 628 Next Page
Page Background

XXX

DISCURSO

20

El buen uso de la etimología guió al erudito Samuel Bochart al

conocimiento de las antigüedades, transmigraciones

y

colonias de los fe–

nicios desde la Siria hasta la parte mas occidental de España

y

Africa in–

clusas todas las i las del med iterraneo ; descifrando con el auxilio del he–

breo

y

arabe los orígenes mas recondiros de aquellas gentes antiquísimas,

y á quienes se deben los primeros progresos de la marina

y

del trafico en

regiones distantes.

2

r

De estos mismos

aux~lios

hizo uso en nuestros tiempos un escritor

moderno

(37)

para aclarar la navegacion de los cartagineses sobre la costa

atlántica de Africa desde el estrecho Gaditano.

2 2

El sabio Bibliotecario

D.

Miguel Casiri,

á

cuya diligencia

y

estudio

l

~..,

'Yl

debe la nacion el progreso actual de la lengua y erudicion arabe, ha

~scrito

y leido en la Academia·de la Hisroria un tratado de las etimologías

y

palabras introducidas de la lengua arabiga en la castellana siguiendo la

serie

y

orden del diccionario de la Academia Española;

2

3

Igualmente ha extendido su diligencia

á

explicar los nombres de po–

blaciones derivados del arabe

(38)

para la ilustracion del diccionario geo–

grafico de España.

24

La utilidad del recto uso de la etimología es bien patente

á

quantos

se dedican á investigar las antigüedades.Sin esta luz poco podrían adelantar

nuestros historiadores

y

críticos.

2

5

No basta un conocimiento sólido

,y

mucho menos el superficial de las

lenguas, si no se une

á

aquel estudio la investigacion de los orígenes histori–

cos

y

transmigracion sucesiva de las diferentes naciones , para deducir de

los hechos averiguados y progresivos

el

trato que hayan tenido unas con

otras: pues seria anacronismo reprehensible tomar etimologías de la lengua

quichua, ó de otra de las Indias Occidentales

y

suponerlas adoptadas en al-

ademas del estudio de las lenguas,

y

de los he–

chos antiguos, tienen sus reglas generales y

propias , que no debe perder de vista el in–

vestigador si desea acertar en ellas.

gu-

chos

á

quienes los arabes dieron nombre , qua–

les son :

G11adan·ama

,

Guadarramques,

Guadalllpe , Segura.

Gebel·el-Oyun , vulgar.

mente Gibraleon ; 'viene de

las palabras

l:.)

..

1\

u

.

.

y

significan monte,

ó

sierra de las fuentes.

Su enumer:icion pedia mucho tiempo ,

y

per–

tenece

á

los que están encargados de nuestra

geografia de la edad media.

feA-L~lt

Jdra;nn

1

~Ml'

\

i

5

~

A pesar de esta diligencia hallará voces

que aunque sean aplicables al arabe en su ori–

gen , se hallaban adoptadas siglos antes de su

entrada en España,

y

nos vinieron por me–

dio de los fenicios que fundaron en esta region

muchas colonias marítimas y fluviales ; siendo

faci l caer en equivocacion al que proceda des-

•1

lumbrado de la serie historica de los hechos:

puesto que la lengua fenicia como todos saben

tiene una afinidad grande con la arabe.

(37) Vease

el

texto con mi traduccion y

notas al

Periplo de Hanno11

impreso en Ma–

drid año de 1756 en 4.

0

(38)

Estas principalmente

correspond~n

á

los Reynos de J aen , Sevilla

y

Granada,

y

se

van continuando por lo tocante

á

las dem11s pro.

vincias a/ cargo de los PP. Fr. Josef Banque·

ri y Fr. Francisco Cañes , individuos ambos

de la Real Academia de la Historia

y

por sn

encargo, para que con esta luz salga su Diccio–

nario geogralico de España con la mayor per–

feccion posible.

'

Los cartagineses

y

gaditanos, que eran co–

lonias de los fenicios , establecieron igualmente

en España Jloblaciones punicas, y es facil deri–

vando de urlJ propia raiz y lengua caer en equi–

vocacion si el etimologista no se ayuda de una

profunda lectura

y

meditacion acerca de la

transmigracion sucesiva de las gentes.

De los montes

y

cordilleras de sierras debe

decirse lo mismo que de los rios habiendo mu-