XXIV
DISCURSO
2
7'
Juan Vitlmet imprimió en Roterdan el año de 1784-uri diccionario
arabico-latino en 4.º con este titulo:
L exicon lingui:c arabic.:e in Cor
a~
num, Hiririztm,
et vitam
Timuri.
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Por su titulo aparecen las fuentes dé donde tomó Villmet las voces
mas puras
y
dificiles del idioma. Este diccionario por ser manual se aven·
taja en el manejo á los demás,
y
podria ser conveniente su reimpresion
con las correspondencias españolas
y
algunas adiciones de las voces cor–
rientes que no se haijen en los originales de que fue tomado, para el uso
de los estudiosos
y
aficionados al arabe.
SECCION IV
Analysú de este Diccionario.
En la formacion del presente diccionario van incluidas tres lenguas
para hacerle mas comun
y
util á
los
europeos y orientales.
2
Como su primario fin es facilitar á los españoles el conocimiento de
Ja
lengua arabe,
Ja
nomenclatura
y
definicion de las palabras empieza por
el idioma castellano , y se ha guardado en todo lo posible
el
metodo
y
orden del diccionario abreviado de la Academia Española.
3
Se ponen al principio las definiciones de las palabras siguiendo la
mente ,
y
aun la letra de aquel diccionario por ser manifiesta
la
exactitud de estas definiciones , cuyo merito solo puede conocer quien
despacio se pare á considerar la diqcultad que se encuentra en definir una
voz: pues quanto mas primitivas son se hace mas e!Dbarazoso describir su
verdadero valor y la esencia de la cosa significada por ella.
4
Algunas palabras españolas se omiten en este diccionario por no
te~
ner equivalentes en el arabe, á causa de la diversidad de costumbres, go–
bierno
y
religion de
los
musulmanes; no debiendo por lo mismo tacharse
de descuido ag_uella falta involuntaria.
(3
2)
5
Contiene tambieti muchos adagios
y
refranes de que abunda la lengua
castellana vertidos en los otros dos idiomas,
y
conducen á facilitar la com·
posicion latina ó arabe,
y
los modos equivalentes de explicarse.
6
Al propio objeto conspiran las frases , locuciones
y
partículas adver·
biales, que van dispersas por toda la obra
y
colocadas en sus lugares pro·
pios ; porque sin ellas aunque se conozcan las reglas gramaticales de la
lengua arabe
y
el
significado de sus palabras, no se podrian estas unir
or~
_
denadamente para explicar lo que se desea dará entender.
7
Por esta razon los estudiosos deberán agradecer el cuidado que
ha tenido
el
P. Cañes en multiplicar los exemplos de estas locuciones
y
frases en toda la progresiou del diccionario ,
y
el modo comun
1
de
(32)
Porr,;gual razon faltan los nombres
de los empleos\:iviles y militares del imperio
Otomano , cuyas palabras pertenecen
á
la len–
gua turquesca
y
se deben buscar en sus partí -
culares diccionarios.
En España hubo interpretes de esta len–
gua ,
y
nos han quedad.o algunas traduccio–
nes
que.deella hizo V icente
Branmi.