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s ese en que se habla de reconocer
ímplü:z"tamente
en la revolucion politica
de nuestro pais el carácter de poder beligerante-¿Merece por ventura ese pe_
riodo la importancia que se le quiere dar? lo examinaremos,
>
El Dr. D. Cárlos Tejedor, desde que tomó á
su cargo
la cartera de
Relaciones Esteriores, alimentó la noble idea de la pacificacion del Estarlo
Oriental, y asi nos lo espresó mas de una vez á mi y á otros
compatriotas
mios. Mas tarde esa
idea tomó forma
á
consecuencia de la carta dirigida
por el General brasilero D . Manuel Luis Osorio al Sr. Presidente Sarmiento,
interesándolo para que el Gobierno Argen tino asumiese el dignísimo rol de
pacificador amistoso de la familia oriental. De aquí resultó la corresponden–
cia cambi ada entre el Sr. Sarmiento y el Sr. Batlle y las notas entre la Can–
cilleria Argentina y la .Brasilera. Ahora yo pregunto: dada la aceptacion por
los revolucionarios de
la mediacion conjunta
ó separada ofrecida por los
Estados vecinos, ¿qué rol jugaba la Revolucion? ¿no era ímplicitamente el de
beligerante?
Asi lo creo al menos, en vista de los antecedentes
enunciados y
de la Memoria misma del Ministro de R elaciones Exteriores elevada al Con–
greso Argentino en la parte titulada <Mediacion en el E stado Oriental>.
Todos saben el alcance, la significacion del adverbio que yo he empleado.
Mi carta, además, está escrita en sentido hipotético, y lo
prueba su penúl–
timo párrafo.
Sobre todo, yo no atribuia á un gobierno ó
autoridad cual–
quiera el reconocimiento de beligeran te; lo atribuia á un
poder de armas
que,
dígase lo que se quiera, se elevaba á esa altura desde que entraba á discutir
los _negocios civiles y políticos de su pais para asentar las bases de su reor–
ganizacion futura.
Limit ome, por ahora, á esta
sencilla esposicion en defensa de
los cargos
que se me
infieren.
Comprendo que debo atenuarlos en obsequio . de la
posicion que ocupa el Sr. Dr. T ejedor, que, como personaje de indisputable
mérito, se vé acosado por implacables y desleales enemigos que se prevalecen
de la mas mínima circunstancia para atacar su política honrada y
derribarlo
del poder.
• Sin embargo, declaro que si á ello se me obliga, hoy mas q ue nunca
que se me considera abatido por el revés que ha sufrido mi partido, cumpliré
con mi deber.
Avelino L erena.
•
• Montevideo, Julio 28 de 18 7 1.
L A RECTIFICACION DEL SR.
D.
J ACINTO VILLEGAs
• Este caballero, en su laudable propósito de justificar al Ministro de Re–
laciones Exteriores de la R epública Argen tina en
la inculpacion que le hace
L a Tribuna
sobre lo que clasifica de manejos de la política Tejedor, escribe
el siguiente párrafo que es de mi deber contestar en lo que me atañe :