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bia el objeto de ella, porque

tambien se

lo comun iqué al entregársela para

que la llevase su hijo. Sabia, en fin, que siempre y constantemente be mani·

festado en mis conversaciones, no solo con él sino con muchos otros, que el

Gobierno A rgentino no reconocia poder beligerante en la revolucion .

Los errores en que ha incurrido el Sr. Lerena

solo pueden esplica rse por

estar bastante abajo de la mision que le daban sus relaciones con

los jefes

revolucionarios.

• Por lo demás, es de esperar que la carta sea publicada, y ella desmen ·

tirá mejor que nada las aserciones del Sr. Lerena, y las

falsas apreciaciones

de la prensa.

• Lo que digo en esa carta lo he dicho despues en la Memoria del Min is·

terio, ya publicada ; la conocian tambien muchas personas y de consiguiente

ninguna intriga podria iniciarse con ella.

.• Con ella solo podria iniciarse la paz y

ésto nunca habría sido para el

Gobierno Argentino sino un título de gloria.

Carlos Tefedor.

LA PUBLICACION

DEL

SR. DR. D .

CARLOS TEJEDOR

«

Sensible cosa es que una correspondencia eser ita en estilo confidencial,

venga inopinadamente á ser del dominio público, y mucho mas sensible si

ella

irve de tema

á

cuestiones trascendentales

en que

j uegan

las pasiones

politicas y eu que figuran personajes

tan distinguidos como lo es el doctor

D. Carlos Tejedor.

• Este caballero, con motivo de la carta que en 30 de Mayo dirijí al Ge·

neral Aparicio, hace una publicacion en

La Tri7nma

de Buenos Aires, en la

cual llama muy notablemente la atencion sobre

el

anuncio que yo daba de

que mi hijo era conductor de una

nota

del Ministro de Relaciones Exterio.

res, que importaba, entre otras cosas, reconocer

ímplicitamente

en la revolu·

cion el carácter de poder beligerante.

o entraré

á

discutir si sé ó nó distinguir una

nota

de una

carta privada

ó si estoy ó no bastante abajo de la mision que me daban mis relaciones con los

jefes revolucionarios; pero si podria

afirmar que mis palabras llevan

siempre

impreso el sello de la honradez y de la lealtad, y que si he podido sufrir un

error en mis apreciaciones, no ha sido seguramente con la intencion de tergi·

versar los hechos ni de halagar la ignorancia del jefe de la revolucion.

• Carta, nota ó comunicacion, la verdad es que el Dr. Tejedor

la ha diri·

gido al General D. Timoteo Aparicio, deseando conocer los propósitos de la

Revolucion y la

base para arribar

á

un arreglo paci fico; asi como tambien,

la verdad e , que el ejército revolucionario saludó ese honroso y plau ible do·

cumento con verdadero júbilo, no simplemente por que llevase la firma del doc.

tor Tejedor,

ino porque en ella reconocía la del Ministro de Relaciones Ex·

teriore- de la República Argentina.

egun

e dej'l ver, el periodo que ma ha llamado la atencion de mi carta,