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MEDIAC!ON E

EL ESTADO ORIENTAL

(Memoria del Minisiro de R elaciones Ei<teriores de la R epública Argentina)

e La resistencia de la rebelion en el Estado Oriental se ha prolongado mas

de lo que fuera de desear para la prosperidad del pais.

• El Gobierno Argentino en diversas ocasiones y no obstante las dificultades

de la situacion propia, durante la guerra de Entre-Rios, ha ensayado proyec–

tos de arreglo entre los cootendores, y aun la mediacion pacífica, adquiriendo

previamente la conviccion de que seria aceptada.

• Creia el Gobierno que debia este servicio al origen y principios comunes,

á

la tranquilidad recíproca, al comercio de los pueblos del Plata, y al antiguo

aliado en la gloriosa guerra del Paraguay; pero sus esfuerzos hasta ahora no

han podido convertirse en realidad.

>

Siguiendo los antecedentes de

la alian za, y los mismos que dieron naci–

miento á la República vecina,

el Gobierno Argentino ha tratado en primer

lugar de ofrecer la mediacion conjunta del Brasil y República Argentina, que

al mismo tiempo presentaba la ventaja de aumentar su poder moral, y con él

los esfuerzos de éxito.

• Defraudado en este propósito, por que el gabinete brasilero no prometía

acompañarnos, si no en caso de que el Gobierno Oriental pidiese la mediacion

para continuar por si solo, necesitaba el Gobierno Argentino compensar Ja dis–

minucion del poder moral, con seguridades mas completas del éxito, persua–

diéndose antes de que las aspiraciones de los jefes revoluc\onarios, podian ser

llevadas dignamente por el Gobierno Argentino á conocimiento del Oriental.

• Los pasos dados hasta

este momento, que se anuncian mediaciones pri–

vadas, de los cuales muchos esperan la paz, no han habilitado todavia al Go–

bierno Argentino, para comprometerse solo en una mediacion, que el Gobier–

no no ofreceria sino seguro de sus resultados, y dispuesto á hacerlos prácticos.

Cárlos Tefedor.

e

Sr. Redactor de cLa Tribima..

• Acabo de leer en los diarios de Montevideo una carta

interceptada á

D. Avelino Lerena.

>

En ella dice este señor que por su hijo

remite al General Aparicio una

nota

del Ministro Argentino de Relaciones Esteriores, obtenida sin pedirlo

aquel, y que entre otras cosas

importaba reconocer en la Revolucion el c:i.–

rácter de poder beligerante.

O el Sr. Lerena no sabe distinguir nota de carta privada, 6 contando con

la

misma ignorancia del

jefe

revolucionario, ha querido simplemente hala·

garlo.

El Sr. Lerena sabia que era carta privada, porque asi

se lo espresa.

Sa·