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159 -

• Buenos Aires, Mayo

2

de 187

r.

S r . General D. Ti"moteo Aparicio.

>

Mi estimado amigo :

>

Ha

quedado hoy concluido definitivamen te el embarque de lo que me pide

Vd. como indispensable en su carta del

20

del pasado.

Espero que, h abién–

dose tomado todas las precauciones que el caso requiere, no habrá trastorno

alguno. Mando ésta anticipadamente al embarque, porque he

recomendado

que al estar á bordo lo que se envía, no demore el buque un solo momento

en estas aguas .

• Grandes son las dificultades que hay que vencer para este género de ope-

retrógado Gobierno de Batlle-laindiferencia de los hombres de nuestro partido (salvando algu–

nas honorables escepciones) los mas opulentos (muchos de los que hoy ocupan nuestra atencion)

en la P atria gozando tranquila mente

á

la sombra de los

traidores,

salpicados

á

veces por la

sangre de los patriotas que caia n á

los rudos golpes de sus perseguidores.. . decia que esto

fué

1o que me obligó

á

lanzarme

á

mi pais dispuesto

á

sacrificarme

y

esperanzado que nuestra san–

gre derramada en holocausto de la Patria moveria esos corazones empedernidos, sacudiendo

con su ejemplo el yugo ominoso que los oprimia.

El ejército de valientes que me rodea, (no los be obligado) han venido á mí llenos de fé,

llenos de esperanzas en el porvenir que les ofrecía tan gigantesca empresa.

Esperanzas que en

nada he defraudado. H e cumplido con mi deber-

los he conducido al campo del honor, cu–

briéndolos de gloria. P ermítaseme que así lo diga, por ser la verdad.

e

Si

he cumplido con mi deber, ¿de qué se me acusa?

¡Oh, cruel dcseogaño! ! Pero á su s

trabajos,

á

sus asechanzas, se han de estrellar contra mi voluntad de

fierro-mi voluntad de

fierro cuyas únicas aspiraciones son la redencion de la P atria. Y llegado el fin, si he faltado, si

he delinquido, ahí está el Tribunal del Pueblo-que me acusen y me verán ir humilde

al b aneo

de los acusados á esperar su fallo con

la conciencia tranquila de haber cumplido con mi deber.

Pero que esperen hastaentonces-

:ro nos dividamos ahora para que el enemigo aprovechándose

de nuestros errores, destruya nuestra obra que tanto nos cuesta. R ecordemos el pasado latente

aun, no lo olvidemos tan pronto .

>

He sido tan patriota, tan desinteresado, que siempre que se ha tratado de la patria, no

he tenido mas ambicion ni mas aspiracion que la que puede tener un hijo por sus idolatrados

padres. No temo por lo tanto afirmar, mi querido Coronel, que habrá tan patriotas como yo,

tan sanos de corazon; pero que me superen-nadie, ninguno. N o seré hombre de una. _grande

inteligencia, pero si

és~'l

me falta me sobra corazon.

>

Y si es por el Generalato del Ejército que hasta se ha pretendido . . .• sacarme del medío,

no se lo ofrecí, no se lo quise dar al patriota. General

í cdina, que lo rehusó generosamente

no obstante haberse abrogado ese título cuando invadió el pais? ¿Y quién, hasta hoy, me lo ha

pedido formalmente para entregárselo á un jefe mas caracterizado que yo? Entonces, ¿qué

quieren, qué buscan con sus intrigas esos hombres funestos?

>

Insensiblemente me he estendido mas de Jo que debia, pero espero Coronel que compren–

diendo mis sinsabores, mis amarguras, será V . S. indulgente para conmigo, ayudándome á

hacer el último esfuerzo.

>

Comprendo, señor Coronel, que si el Ejército hubiese estado liviano en estado de mover–

se, todos esos trabajos (que los desprecio) hubiera n sido ahogados al nacer .

Pero qué hacer sin armas, sin monturas, etc., etc

. . .

B asta ya.

• Dios guarde

á

V. S. muchos años.

Ti11ioteo Aparit:io.

>