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que ella baya de luchar contra sus propios elementos para darle al país su di–
cha y su honor.
• Su cruzada terminada como principió, á los diez meses,
habría sido
obra mas grande, mas hábil de cuantas pueden llenar las páginas de la histo–
ria nuestra.
Pudo suceder y no sucedió. Usted y todos saben hoy por qué. Y
lo que peor es, el espíritu de la revolucion ha
sido ya pervertido: los mis·
mos diarios enemigos hablan de la discordia que vino
á
infiltrarse en nuestras
filas, y eso prepara un futuro bien lamentable, aun suponiendo un triunfo com–
pleto de nuestras armas; pues que
reconocerían pronto
todos los errores de
nuestro decrépito partido.
• Pero no hemos de terminar ahora así esta
lucha, y es
sobre esto que
llamo su atencion; necesario es
evitar que la necesidad que hay de terminar
la lucha, no vaya por inconsiderados trabajos de gentes que mas miran por
sí y sus intereses que por los del país, á producir nueva escision,
formando
un partido de la paz.
Esta es posible, despues de un
triunfo, y Vd.
lo vé
del mismo modo; pero cuidado con envolverse en dificultades
innecesarias
siguiendo sugestiones cuyo origen, de aquí conozco, y vengan otra vez á im.
posibilitar la revolucion para la paz y para la guerra.
• Que baya uniformidad de vistas, de tendencias, y que ese hecho, si ha
de
tener
lugar,
sea
realizado
solemnemente, por
agentes
oficiales
y no
oficiosos, ejerciendo su mision en uno
ú
otro campo, sin trabas, qne es el
modo de ser, de hecho, reconocido beligerante para toda eventualidad.
»
Fuera de las exageradas pretensiones que han nacido y desarrolládose en
medio de la Revolucion y que han servido de
pedestal á
cuanto vino á
conmoverme, puedo anunciarle que hechos esteriores vienen necesariamente á
poner en juego en el Rio de la Plata, á una accion diplomática que necesa–
riamente tendría que influir sobre los destinos de nuestro país de una mane–
ra ven tajosa para nosotros, si somos fuertes, sinó de una manera desastrosa.
De todos modos, necesario es estar prevenidos y obrar con la mayor cordura
sin perder de vista que nuestras cosas
son observadas, para servir de norma
á
resoluciones á tomarse.
• A no haber quedado en la falsa posicion en que he quedado, y visto mi
inutilidad aquí, ya estaría en viaje para Rio Janeiro, que es donde conviene
tener la vista fija, sobre los acontecimientos que se preparan.
• Hago votos por el éxito de sus esfuerzos y que la victoria corone á los
patriotas que defienden la libertad. Dios ha de querer que todo sea despues
propicio para asegurar una era de reparacion y ventura á nuestro desgraciado
pais.
• Mi familia agradece sus recuerdos y se los retribuye
amistoso~.
• Créame su sincero amigo.
Federico Nin Reyes.
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