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que desde que vino al seno de la revolucion oriental se declaró enemigo mio
á
todo punto, sin mas ofensa que haberlo distinguido de mi parte no solo
con mi amistad sino con todas las consideraciones, pero una mala estrella me
ha perseguido con él. Voy al caso; iba ayer en m:1rcha para ese punto en don–
de está, pa;ra una conferencia, ·habiendo mandado mis pocas fu erzas al otro
lado de San Eugenio para seguir en comision hasta mas arriba, y sabedor
Salvañach que dicha fuerza estaba acampada
::Jlí,
se vino de emboscada y cayó
de repente sobre ellos, lo que <lió por resultado que reconocidos compañeros
no hubo resistencia que hacer, y empleando la seduccion consiguió que mi
fuerza quedase en su campo, hasta una entrevista conmigo. Impuesto de este
incidente, le mandé pedir por intermedio de nuestro amigo Calvo una confe–
rencia
á
la que accedió y tuvo lugar en casa de nuestro amigo el Sr. Hernan–
dez. Allí nos declaró categóricamente que yo estaba destituido por órden del
Sr. General en Jefe, del mando de los departamentos del Norte del Rio Ne–
gro, con lo cual terminó mi conferencia entregando mis fuerzas á su mando
por donde rehusé el disgusto y desbande de las fuerzas que estaban conmigo
y yo quedé en calidad de emigrado político en este país, siguiendo hoy mismo
para presentarme al General Aparicio. De regreso de ahí le escribiré donde
deseo fijar mi punto de permanencia para que Vd. se digne ilustrarme con
sus consejos, y ofrecerle mis pobres servicios en todo lo que le pueda ser útil,
como en otro tiempo me he puesto ya
á
su disposicion.
• No ha habido la mas pequeña consideracion ni respeto hacia mi, por este
J efe que hoy tanto ha trabajado y ha querido que yo abandone la posicion
oficial que la revolucion me habia dado, de los Departamentos del Norte,
que al fin logró la plenitud de sus deseos.
• Soy con todo aprecio su mas fiel amigo
Q.
B. S. M.
Inocencia Benitez.
»
MANIFIESTO DEL GENERAL :BoRGES
• Desde que ab1umado por las acusaciones mas fulminantes de la prensa
periódica y por los reproches y reconvenciones del General en Gefe del
Ejercito, resolví hacer mi dimisión de J efe del Ej ército de Vanguardia en
operaciones al Norte del Rio Negro, decidí hacerlo para someterme
á
un
Consejo de Guerra en el cual me fuese dado levantar los cargos que se me
hacian, ó quedar de ello convenido sufritndo el castigo
á
que me hubiese he–
cho acreedor.
• Consecuente con ese propósito, solicité del Gobierno ser sometido
á
un
Consejo de Guerra, al mismo tiempo que presenté mi renuncia con carácter
de indeclinable y reiteré esa exigencia hasta por tercera vez.
• No hace muchos dias·que he vuelto
á
insistir en lo mismo, sin que haya
podido merecer la gracia de ser juzgado, satisfaciendo asi una exigencia de mí