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algunos centenares de paisanos reclutados en las Sierras de Minas para venir

á imponer á las Cámaras la candidatura del Sr. Berro.

• En seguida Vd. recarga el cuadro que me hace de la revolucion del Ge–

neral Flores con la complicidad de la intervencion brasilera, que solo se pre–

sentó en los últimos momentos de esa revolucion.

~

Pero, Dr. Herrera, Vd. olvida los suceso6 mas importantes de nuestra

historia de ayer.

»

¿No recuerda ya Vd. que á la intervencion y al auxilio brasilero y á la

intervencion y auxilio argentino debió el Sr. Berro sentarse en la Presidencia

de la República?

¿No recuerda ya Vd., que D. Gabriel Pereira solicitó y obtuvo el auxilio

brasilero y el auxilio argentino para vencer la revolucion gloriosa de

I

8

S

7, y

que de ese triunfo adquirido por medio de la intervencion y del auxilio es·

trangero nacieron las Cámaras que elevaron al Sr. Berro á la Presidencia de

la República?

>

¿No recuerda Vd. ya que con los dineros del Brasil armó y pagó su ejér–

cito D. Gabriel Pereira, que con la pólvora y las balas de su escuadren se

atravesó el corazon á ese General Freire, que un dia figuró entre los liberta -

dores del país; á ese General Diaz, que llevó por primera vez despues de la

independencia la bandera nacional á estraño territorio; á ese Coronel Tajes,

tipo caballeresco y he;óico que hacia honor á las armas orientales ?

>

No recuerda Vd. que las legiones a.rgeutinas hollaron nuestro territorio

una vez mas á las órdenes del

omines~

caudillo de Entre-Rios, para venir en

auxilio y proteccion del Gobierno de Pereyra?

• Yo he dicho, pues, con perfecta razon, que el Gobierno de D. Bernardo

Berro, no representaba bajo el punto de vista de la legalidad, mas que don

Gabriel Pereira; y con perfecta razon he dicho que el General Flores invoca–

ba, como Aparicio, la ilegitimidad del Gobierno de Berro, impuesto al país á

hierro y sangre.

' Ahora voy á demostrar á Vd. que con razon podia invocar las persecu–

ciones y la proscripcion á que estaban condenados sus amigos políticos.

~

En primer lugar, D . Bernardo Berro tuvo la debilidad, la imperdonable

debilidad de hacerse solidario de la administracion de D. Gabriel Pereyra•

enalteciendo esa administracion nefanda en documentos públicos y solemnes.

»

En segundo lugar, proscribió y persiguió á varios ciudadanos por el cri–

men de promover una suscricion para hacer exequias fúnebres á los patriotas

inmolados en el Paso de Quin teros.

• En tercer lugar, mantuvo la proscripcion y el destierro para un millar de

ciudadanos orientales, que no podia ·volver al país mediante una ley de amnis–

tía que hacia escepciones odiosas y que fulminaba anatemas al mismo tiempo

que amnistiaba.

»

Los proscriptos orientales no podian pasar inapercibidas las crueles pala–

bras de un Ministro del Sr. Berro, en ocasion de discutirse la ley de amnistía.

>

El Ministro del Sr. Berro decía en plena Cámara de Senadores, que el

Gobierno esceptuaba de la amnistía á algunos ciudadanos por el propio inte-