Table of Contents Table of Contents
Previous Page  304 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 304 / 840 Next Page
Page Background

- 254 -

El siguie nt e h echo, que parece providencial, tuvo el final

durante la r evolucion:

D~spues

d e ha be r toma do el General Flores

á

Montevideo el

año 65, hubo infinidad de venganzas consumadas por su gente

contra los mi embros del partido aciona l. El Coronel D. José

Mayada, que se habi a quedado

á

r esidir en el p ai d esp ues de

aquel s uceso, confiado en las garantias qi.+e se le ofrecian, fué

víctima de una d e es tas vengan zas .

Vivia á la sazonen el p ueblo de San J Ósé. Un dia se presen-

- tan cinco indivi duos

á

su casa, y so-pre t es to que el Comisario

t al,

que ria hablar con él, lo sacan confiad amente para afuera,

y lo llevan

á

la costa del a rroyo Cagan cha, d onde cometen

atrocidades con él, dejándolo po r mue rto e n e l campo. Y para

gozarse de su venganza, tienen el

toupé

d e volver

á

la casa del

asesinado y d ecirle

á

su mujer lo que habia s ucedido.

Ésta, n aturalmente , desesperada, fu era d e sí, corre

á

casa

de los vecinos y de sus amigos contando á todos lo que le

p asaba. Inmediatamente sale n infinidad d e person as

á

buscar

el cadáver y d espues de mil pesquisas, lo encuentran al dia

siguiente completament e c ubi e rto de heridas y por ende

de–

gollado de oreja

á

oreja.

Buscan un carro, lo ponen en él y lo

trasportan á s u casa.

Una vez aquí, tratan d e limpiar el cuerpo de la sangre que

lo cubria para luego amortajarlo . P ero c uando estaban en esta

operacion, nota uno de los que lo limpiaba que le la t e el cora–

zon, se p e rsuaden los otro tambien de est a feliz res urreccion, y

e n seguida y con el mayor ig il o corre n en b usca d e un facul–

tativo, que confirma el h echo y dispone lo necesario para que

vuelva en sí y proceder á s u curacion.

A los dos

ó

tres dias d e este acontecimiento, se sabe por los

amigos del h e rido que s us asesinos estaba n informados de lo

que pasaba y qne se preparaban para venir á r ematar al Coro–

nel Mayada.

¿Qué hacer e n est e trance tan amargo? Babia que salvarlo

de alguna manera.

Pues, manos

á

la obra. Se consigue un buen carro, se coloca

en é l, lo mej or posible, a l pobre h erido, y lo mas ocultamente

se le saca d el p ueblo y con b ue nos baqueanos emprenden la

mar cha, siempre ocultos, ha ta Entre-Rio , p asando el UrL1guay

á

los siete

ú

ocho dias de viaje.