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¡Qui'} vergüenza! fa11ana dirán q ue un hombre solo ha podido

mas que toda mi policía.

Algo mas ca lmado de su furor despues de e te desahogo,

empezó á departir amigablemente con lo particulares que lo

habian seguido sobr e las medidas que podian tomarse p,ara

apresará aquel que segun ellos, era un foragido.

Despue de emitir cada cual u op1mon , sin q ue ning un a

mereciese la aprobacion del Comisario, tomó la palabra un

tape

bajito de iniestro aspecto, y díjole al Comisario:-El medio

para agarrar

~

ese gaucho es muy fácil. V ive en la otra sec–

cion, sobre la misma costa de la Carpintería, en un puesto d e

la estancia del Inglés.

eguramente de mañana á pasado vá

á caer por allí, pue tiene en el puesto á su muj e r y dos hijos,

y querrá informarlos de est e suce o para

matrerear

despues ó

reunirse á los blancos, que segun dicen han pasado de Entre

Rios. Para agarrarlo, pues, no habría mas que emboscar esta

noche á la policia en el monte inmediato y

bombearlo

para

aga rrarlo man ito cuanto caiga á las casas .

- T enés razon, ché; dijo el Comisario, y agregó:-¿Tú te ani-

marias á servirnos de

b01nbero?

-Como no, señor. Desde ya est oy á s u órdenes.

- Pues b ien, esta noche lo arreg laremos.

Y, en efecto, esa noche se emboscó el Comisario con p arte

de la policia en el monte mas p róximo á la pobre vivienda del

oficial, y el

tape

eligió un punto estratégico para de allí obser–

var t odo lo que pasara en ella; r ealizá ndose desgraciadamente

s u pronóstico á las dos noches sigui entes, en que cometió la

imprudencia el nacionalista de venir á s u casa con un amigo

que lo habia querido acompafiar, al c ual habia encontrado en

el monte huyendo tambien, como él, por el solo delito de per–

t enecer a l mismo partido.

Con todo igilo llegaron a l ranch o, ataron sus

fletes

en la

enramada

y

quedo, muy quedo, go lp earon la puerta del dormi–

torio de la mujer d el oficia l, diciéndole est e que abriera sin

temor, que e r a él q u e venia con un amigo. ·

- Espérense un momento, contes tó ella d esde adentro, que

voy á vestirme y les abro en seguida.

Asi lo hizo un rato d espues

y

quedó todo e n el mas pro–

fundo silen cio.

El

tape,

que estaba escondid o a l lado del rancho, á un costa–

do del corral de las ovejas, d e donde habia vistol y oido toda