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Por último, de pue d la batalla del auce el festivo e critor
D.Franci coJavierd cha e cribió uno ver o qu fu ron muy
aplaudido en el ejér it dedi ado
á
una infinidad de naciona–
li ta que e pre entaron á la r e olucion durante el itio de
Monte ideo que emio-raron en eo-uida de la batalla del auce
para Bueno
ire in que que quizá , la mayor parte, hubieran
cruzado una bala on el enemigo. La referida poesía era una
crítica mordaz ob r e e ta
pecie de huida,
y
tamb ien contra
las preten ione ridícula de aquello caball eros, que in haber
ido oldado , e hicieron d r el título de jefe
y
oficiales desde
el primer dia que pisaron el ejército.
entimo no r ecordar ma q ue el primero de e o preciosos
ver o 'pero que, in embargo, dá iempre una idea de lo que
eran lo <lema
Dice a í:
e Todos son jefes
Y capitanes,
Aunque ni el paso
Sepan marcar;
Pero si el ca o
Llega, se embarcan
Porque de arriba
Todos se van.
>
La revolucion del 70 fu é fec unda hasta en matrimonio
Entre otros que se concertaron podemos citar lo que se lle–
varon á cabo por do jóven es y distinguidos oficiale de las
tropas nacionalistas, que herido ambos en la ba talla del Sauce,
fueron atendidos y c urados con esmero en ca a de dos famil ias
re petables, el uno en el pueblo del Durazno
y
el otro en la vi ll a
de Melo.
Como recompensa d e las atenciones que merecieron, poco á
poco la simpatía que nace del trato frecuente, fué estrechando
las relaciones y haciendo nacer sentimientos mas íntimos que
concluyeron por un final de rigor en estos casos.
Jóvenes los dos, ambos bien parecidos, heridos por defender
á la patria, conmovió su simpá tica situacion;
y
como de la
compasion al amor hay solo un paso, este se dió valientemente,
concl uyendo el idilio con la bendicion echada por un sacerdot e
al pié del altar.