-
241 -
que hacía n en un pedazo de tronco de ár bol ó d e escremento
eco de vaca, q u e e ncendían y ll e val an sob r e las cabezadas
del r ecado, donde tambien cal n taba n agua
n una
paba
y to–
maban
u
abro o
mates
en
a o de tener yer ba, lo c ual no
ucedia
iempr e .
Cua ndo hacia una parada la columna ó el ejé rcito, po r brev e
que fu ese, todo e l mundo hab ía hecho fuego ) churra q ueado
y t omado mate. ' Mucha vece
no se comprend ía como podí an
hacer t oda e tas operacione en tan co r to t iempo,
y
sob r e t o–
do era ca i siempre un enigma de donde se
acaba lefia y
carn e, pue
e habia pa ado por una c uchill a sin monte y hacia
dias que no se carneaba.
Pero nuestros milicos
on especiales
para todas estas habilidades qu e por otra parte, se hacen nece–
saria en el modo d e er de nuestra g uer ras .
T ambien era c urioso, al principio d e la revo lucion, el p asaj e
fo rzoso d e los ar royos crecidos, q ue t anto ab undan en n uestra
campaña.
A los que no sabian nadar
e les colocaba den tro ele unas
pelota
(así se les llama) que
e hacían con cueros de vaca ó
yeguari zos, at á ndose las puntas con un
lazo
ó
maneador;
v eri–
fi cada es ta operacion , se ataba de la cola de un caballo, c uyo
g inete debía ser nadador, el otro es tr emo de la cuerda-y así se
lanzab an al agua nadando uno al lado del animal, al que toma–
ba con una mano de la crin y con la otra le remaba del lado
op ue t o, y el otro así remolcado metido en la pelota . Hubo
algunos casos en que se ahogaron caballo, g inete y el que ib a
en la
pelota
a rrastrados por la fuerza de la co rri ente.
L a gen te del gobierno llamábales P alomos á los r evolucio–
na rios, q ueri endo significar con esta espr esion que eran unos
inocentes que se hacían sacrificar inú tilm ente . Est os á su vez
les ll amaban á aquell os «Zumacas », aludi endo s in duda al fru–
t o d el H umaqu e» de cuyo color era la divi sa que usaban los
gubernist as.
Entr e los dife r entes motes que se lucían en las divisas de los
r evolucionarios, h abía a lgunos muy curiosos, lo que dió lugar á
que se d ictase al fin una ór den p rohibiendo usar otro lema que
el sig ui ent e:
e
Ejér cito Nacional»; órden que creemos cayó en
desuso, pues nunca se hizo uni fo rme.
Decían a sí unos: