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que hacía n en un pedazo de tronco de ár bol ó d e escremento

eco de vaca, q u e e ncendían y ll e val an sob r e las cabezadas

del r ecado, donde tambien cal n taba n agua

n una

paba

y to–

maban

u

abro o

mates

en

a o de tener yer ba, lo c ual no

ucedia

iempr e .

Cua ndo hacia una parada la columna ó el ejé rcito, po r brev e

que fu ese, todo e l mundo hab ía hecho fuego ) churra q ueado

y t omado mate. ' Mucha vece

no se comprend ía como podí an

hacer t oda e tas operacione en tan co r to t iempo,

y

sob r e t o–

do era ca i siempre un enigma de donde se

acaba lefia y

carn e, pue

e habia pa ado por una c uchill a sin monte y hacia

dias que no se carneaba.

Pero nuestros milicos

on especiales

para todas estas habilidades qu e por otra parte, se hacen nece–

saria en el modo d e er de nuestra g uer ras .

T ambien era c urioso, al principio d e la revo lucion, el p asaj e

fo rzoso d e los ar royos crecidos, q ue t anto ab undan en n uestra

campaña.

A los que no sabian nadar

e les colocaba den tro ele unas

pelota

(así se les llama) que

e hacían con cueros de vaca ó

yeguari zos, at á ndose las puntas con un

lazo

ó

maneador;

v eri–

fi cada es ta operacion , se ataba de la cola de un caballo, c uyo

g inete debía ser nadador, el otro es tr emo de la cuerda-y así se

lanzab an al agua nadando uno al lado del animal, al que toma–

ba con una mano de la crin y con la otra le remaba del lado

op ue t o, y el otro así remolcado metido en la pelota . Hubo

algunos casos en que se ahogaron caballo, g inete y el que ib a

en la

pelota

a rrastrados por la fuerza de la co rri ente.

L a gen te del gobierno llamábales P alomos á los r evolucio–

na rios, q ueri endo significar con esta espr esion que eran unos

inocentes que se hacían sacrificar inú tilm ente . Est os á su vez

les ll amaban á aquell os «Zumacas », aludi endo s in duda al fru–

t o d el H umaqu e» de cuyo color era la divi sa que usaban los

gubernist as.

Entr e los dife r entes motes que se lucían en las divisas de los

r evolucionarios, h abía a lgunos muy curiosos, lo que dió lugar á

que se d ictase al fin una ór den p rohibiendo usar otro lema que

el sig ui ent e:

e

Ejér cito Nacional»; órden que creemos cayó en

desuso, pues nunca se hizo uni fo rme.

Decían a sí unos: