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Dábase de baja y se declaraba traidor, al que desertaba cÍe

las filas del ejército.

Se castigaba con la muerte al que cometía un asesinato 6 un

robo

ú

otro delito análogo.

Y por último, se le aplicaban penas severesímas á todo el que

tomaba una fruta de las huerta 6 quintas de las estancias, 6

cualquier otro objeto insignificante sin el permiso de su dueño.

Debemos advertir, empero, que para castigar estos delitos con

las penas que dej amos mencionadas, se hacia necesario que

fueran tomados infraganti 6 que resultaren plenamente proba–

dos de las sumarias que en todos los casos, por lo general, se

mandaban instruir; llegando el caso, muchas vece , como suce–

dió en Cerro Largo, con el Mayor Heleodoro Tito Gomez, de ser

puestos en libertad los presuntos delincuentes cuando resulta–

ban del sumario inocentes en el hecho que e le imputaba.

Como un comprobante de lo espue to reproducimos el parte

pa ado por el refe rido Mayor Gomez, que si rvió de cabeza de

proceso. Har emos constar que dicho 1ayor

fué

pue to preso

inmediatamente y s uma riado por el

rgento fayo r D. nto–

ni o Diaz, nombrado Fiscal de la cau a y D. Gilberto Lerena

como ecretario:

e

Zapallar, Enero

11

de

187 1.

>

Al Sr. J efe Politico del D epar tamento de Cerro Largo, Corond D . J1ean

Blas Coronel.

>

Sr. J efe:

.. En cumplimiento de mi deber voy á dar cuenta á V. . de un hecho que

acaba de tener lugar y el cual ha sucedido de la manera siguiente:

>

En un encuentro que ahora tiempo tuvo una partida mia con otra man–

dada por Amaro jeda, fué herido un individuo de nombre Juan Antonio,

perteneciente al enemigo; pero tiempo despues cuando jeda emigró para el

Brasil, el referido Juan Antonio se quedó en

el

Departamento, donde á pe ar

de no haber querido nunca ampararse del indulto al cual e habían acogido

todos los demas que se habían encontrado en igual ca o, y como ma tarde

lo hizo el mismo Ojeda, era tolerado •aquí por todo y muy especialmente

por el que suscribe.

>

En todo el tiempo que ese individuo anduvo en e. te D epartamento, no

cesaba de decir en todas partes que llegaba, que habia de matar al sargento

Víctor que era quien lo babia h erido en el encuentro de que al principio de

esta hago mencion-asi como á algunos otros blancos m as.

«

Habiendo el dia 5 del corriente, en el cumplimiento de las órdene que

tenia recibidas de V . S. para reunir en el lugar en que me hallaba á todos

los ciudadanos útiles para el servicio de las armas

y

á la cual di mi cumpli–

miento mandé á los soldados S ilverio y Teodoro, á casa del mencionado Juan