Table of Contents Table of Contents
Previous Page  298 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 298 / 840 Next Page
Page Background

- 248 --

-Que dices de autoridad,

trompeta?-contéstale

aquel ya

fuera de sí.-Ahora te voy á enseñar como se me trata.... Pues,

no faltaba mas que un bla nco sarnoso viniera á faltarme ·a l res–

peto.-A ver, continuó dirigiéndose á los policianos que se le

habian aproximado al oirlo disputar de aquella manera, á ver,

prendan enseguida á este ladron, hij o de la gran..... .

Como fieras cayeron los polizontes sobre el oficial, sable

en mano unos y con carabinas y pistolas los otros. Pero

el hombre no era de aquellos que se intimidan facilmente

ni de los que se rinden á la primera acometida. Sin moverse

siquiera de donde estaba parado y con una serenidad asombro–

sa, esperó riéndose el ataque d e sus enemigos y con la rapidez

del rayo, cuando los tuvo encima d e él, sacó d el cinto una her–

mosa pistola á la Fouché de dos tiros y los disparó sobre el

grupo de los atacantes, matando á uno instantáneamente é hi–

riendo otro d e bastante g r avedad.

Descargáronle los policianos varias armas d e fuego, sin lograr

h erirlo; y al acometerlos nuevamente el oficial con una tremen–

da daga de mas de dos cu artas de largo, arremolináronse y

hubieran concluido por disparar si el Comis ario, con la espada

en la mano, no los hubiese contenido á fu e rza de palos y de

gritos.

Pero ya el oficial, aunque por un momento habia dominado

la situacion, comprendiendo que no podia prolongar mucho

aquella lucha desigual, trató de aprovechar se para huir, que

era lo que verdaderamente le conv enía, pues muchos de los

concurrentes que pertenecían a l partido Colorado, se apresta –

ban para tomar parte á favor de la policía. Inmediatamente

corr e donde estaba su caballo, monta en él d e un salto y huye

á todo galop e en direccion al monte qne solo di sta de allí

unas pocas c uadras .

El Comisario desesperado, y atrás de él los policianos y s us

amigos, m ontan tambi en en s us caballos y

sal.en

en persecucion

del fugitivo; pero éste l es h a t omado distancia, y aunque le

hacen varios disparos y algunos tiros de

bola,

llega al monte

sin que le suceda nada y se interna en él desapareciendo de

sus pers eguidores.

-Se ha escapado! vociferó el Comisario, soltando una inter-

jeccion que la decencia no n os permite reproducir.

Y dándose v u elta á los suyos:- ¡Miserables! cobardes! uste–

des solamente tienen la c ulpa que se haya mandado mudar.