REVOLUCIÓ' DE INGLATERRA.
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«! isidentes; pero los actos del Gobierno, y especial–
.mente la severidad despleg·ada contra Magdalenc
College, habían contribuído-, aun más poderosamente
que la pluma de HaÍifax, á alarmar y unir todas las
.sectas protestantes. La mayorla de aquellos sectarios
que fueran inducidos á expresar su gratitud por la
indulgencia, avergonzados ahora de su error, desea–
ban disculpar su falta compartiendo la suerte de la
g ran mayoría de sus compatriotas.
XXXI.
REGLAMENTACIÓN DEL CUERPO ELECTORAL .
.Á
consecuencia de eate cambio en la opinión de
fos disidentes,
el
Gobierno hubo de luchar casi con
tantos obstáculqs en las ciudades como en el campo.
Cu.ando los
1·eg1tlado1·es
em~ezaron
su obra, habían
partido del principio, que todo
di~idente
que se hu–
biese declarado favorable á la indulgencia, apoyaría
la política del Rey. Confiaban, pues, en poder dar
:todos los cargos municipales del reill'O_á amig·os lea–
les. En las nuevas Cartas municipales la Corona se
11abía reservado la prerrogativa de destituirá los ma–
gistrados cuando le plugu'iese; este poder se ejercía
actualmente sin la menor limitación. En modo alguno
.significaba esto que Jacobo pudiese
no~brar
nuevos
magistrados, pero le correspondiese ó no de dere -
.cho tal prerrog·ativa, él determinó asumirla. Donde
.quiera, desd.e las orillas del Tweed basta el cabo de
Land's End, los funcionariQs toríes fueron destituí–
.dos, proveyéndose las vacantes con presbiterianos,
independientes
y
baptistas. En la nueva Carta de la