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LORD MACAULAY.
Cuando el Prlncipe entró en Londr s se encontra-·
ban allí algunos Escoceses eminentes,
y
otros muchos
se apresuraron ahora
á
marchará la capital para ofre–
cerle sus homenajes. El 7 de enero, les invitó á pre–
sentarse en Whitehall. Reunióse una asamblea nu–
merosa y respetable. El Duque de Hamilton y su hijo
mayor el Conde de Arran, jefes de uno. familia de
dignidad casi real, presidian Ja comitivR. Acompa–
ñábanles trei nta lores y unos ochenta caballeros de
distinción. Guillermo les mandó deliberar, pidi n–
doles le comunicasen la mejor manera d
contribuir
al bienestar de su patria. Retiróse entonces, dejándo·
los solos para que discutiesen con toda libertad. La
asamblea se dirigió
á
la Cámara del
onsejo, eli–
giendo á Hamilton presidente. Aunque,
egún pa–
rece, no babia g ran diferencia de opinión, duró ol
debate tre días, hecho que explica uficientemento
la circunstancie. de hallar e si r Patricio Hume ntr
los asistentes. Arran se aventuró
á
recomendar una
negociacióa con el Rey. Pero esta
propo~ición
fu ·
mal recibida por el padr del que la presentaba y por
~da
Ja a amblea, en la cual no tuvo un solo defcn-
or. Por fin se adoptaron resoluciones muy semejan–
tes á las que los Lores y Comune
i
ngleses hablan
prese1:1tado al Pr!ncipo algunos dlas ant.es. Pedía e
que se reuniese un a Convención de lo E tados d
Escocia, fijando el 14 de marzo para su reunión, en–
cargándose baste. entonce el Príncipe de la allmini -
tración civil
y
militar. Accedió Guillermo á lo que ae
Je pedia,
y
de es
modo tuvo en sus manos el go–
bierno do toda la Isla (1).
l ) Buniet,
1,
5;
exla coleccum d.e doc mentos.
168:1.