REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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1os ritos de su nueva Iglesia. Importunaba á los sacar .
dotes pidiendo que le consolasen, se entregaba
á
la
"<>ración, confesó
y
comulgó; pero su
fe
ern débil, y
declaró que, á-despecbo de todas sus devoci ones, los
-terrores de la muerte se hablan apoderado de su espi–
ritu. Supo, en este tiempo, que se le ofrecía probabi–
lidad de escapará bordo de un bajel su rto en Brentis–
Jand. Se disfrazó lo mejor que pudo,
y
después de un
largo
y
dificultoso viaje por senderos poco frecuenta–
dos que atravesaban las montañas de Ochill. á lasa–
zón cubiertas de nieve, logró embarcarse; pero
á
pesar
de todas sus precauciones le habían conocido y se
había dado la voz de alarma. No bien lleg·ó
ó.
saberse
que el cruel renegado log rara ya embarcarse
y
que
llevaba oro consigo, perseguidores, inflamados
á
un
tiempo por
el odioy
la codicia, salieron en su busca.
Un esquife,
mando.dopor un antiguo pir
ata, alcanzó
al fugitivo bajel
ylo ab'ordó, Pertb fue .saco.do de la
bodega vestido de mujer, desnudado, registrndo
y
despojado. Pusiéronle al pecho las bayon etas, fue
llevado
á.
tierra
y
arrojado en la cárcel de Kirkal
1
Jy,
mieuhas pedia la vida con femeniles
súpli~as.
De
allí,
y
por orden del Consejo que no ha mucho presi ·
día
y
que en gran parte estaba formado por cómpli–
ces suyos,
fué
trasladado al castillo de Stirling. Era
domingo,
y
á
la hora del servicio religioso fu é condu–
cido á su nuevo arresto , pero aun los más rí g·idos
puritanos olvidaron la santidad del dla
y
de la ora–
ción. Sallan los fieles de las iglesias, acudiendo &l
paso del atormentador,
y
en medio de amenazas,
insultos
é
imprecaciones de odio, llegó á la puerta de
la prisión (1).
(ll
Perth
á
lady Ewot,
dic. 29, 1688:
á
Met{ort,
dic. 2l, 1688;
exta colección de
rtoci~mentos,
1689.