REVOJ,UCIÓN DE INGLATERRA.
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la alegTía con que recibieron estas nuevas los Lores
y
caballeros que se habían incorporado á Guillermo. No
había en lo sucedido nada que pudiera lastimar sus
sentimien.tós nacionales. Los Holandeses no habían
batido
á
los Ingleses, sino que habían ayudado á una
ciudad inglesa á librarse de la insoportable domin& –
ción de los Irlandeses (1).
LXVIII.
!, LEGADA DE LOS COMISARIOS REGIOS
Á
HUNGERFORD.–
E TÁBLANSE LAS NEGOCIACIONES .
En la mañana del sábado, 8 de diciembre, llegaron
á
Hungerford los Comisarios regios. La guardia perso–
nal del Príncipe les hizo los honores militares. Fueron
recibidos por Bentinck, el cual propuso conducirlos
inmedia~amente
á presencia de su amo. Indicaron su
deseo de que el Príncipe les concediese una audiencia
privada, pero se les informó que había resuelto escu–
charles y darles la reapuesta en público. Fueron intro–
ducidos en el dormitorio de Guillermo, donde le en–
contraron rodeado de una multitud de nobles
y
caba–
lleros. Habló Halifax, cuyo rango, edad y talento le·
daban cierta superioridad sobre sus compañeros. La
proposición que los Comisarios tenían encargo de ha–
cer, era que se sometiesen los puntos discutidos á la
decisión del Parlamento que á la sazón se estaba ya
convocando, y que entretanto el ejército del Prin–
cipe no se acercase á más de treinta
ó
cuarenta
(1)
Historia de la deserción;
Citters, die. 9 (19), 1689;
Diarill>
c:caclo;
Oldmixon, 760.