RE\.OLUCIÓN DE 1 GLA1'ERRA.
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pronto á arriesgar vida y hacienda en defensa de la
sagrada persona y de los leg'itimos derechos de su
augu to Soberaµo (1).
A la mañana siguiente todo era confusión en el
campamento real. Los amigos del Rey estaban des–
alentados. Hus enemigos no podían ocultar su alegria.
Aumentó la consternación de Jacobo con las nuevas
que aquel mismo día llegaron de Warminster. IUrke,
que mandaLa en aquel puesto, se había neg·ado á obe–
decer las órdenes que recibiera de
~al isbury.
o podía
ya dudarse que también él estaba aliado con el Prín–
cipe de Orange. Díjose que se había pasado con toda
sus tropa al enemigo, y aunque el rumor era falso ,
pqr algunas horas recibió entero crédito (2). Una nue–
va luz brilló en la mente del infeliz Monarca. Creyó
comprender por qué
le
habían rogado con tan g·ran
d.esinstancias, algunos días antes, que visitase War–
minster. Allí se hubiera encontrado sin defensa, á
merced de los conspiradores
y
en la vecindad de las
avanzadas enemigas. Cuantos hubieran intentado de–
fenderle hubieran sido vencidos fácilmente. Hubiera
sido ll evado prisionero al cuartel general del ejército
invasor . Tal vez hubieran cometido una traición aún
más tenebrosa, porque una vez metidos en una em·
presa infame y arri esgada, pierden los hombres el do–
minio de sí mismos y á menudo se ven impelidos por
una fatalidad que forma parte de su justo castigo, á
cr1menes, cuya sola idea, les hubiera hecho temblará
lo primero . Debíase, sin duda, á la especial interven–
.ción de algún santo guardián, que un rey devoto de
(1)
Colección primera de docmnentos,
1688.
(2)
Carta de Middteton
á
P reston.
fechada en Salisbury
á
24 de
noviembre. •Villanía sobre villuníit, dice Middleton ,
y
la última
mayor aún que la anterior.•-Clarke,
Vida de Jacobo,
tomo u,
224-2~5;
Mein.
orig.