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LOR.D l\IA AULAY.
!ación al estado del ejército le inquietaron en gran
manera. Ya uo estaba impaciente de dar batalla, an ·
tes empezó á pensar en la retirada. En la noche del
sábado, 24 de noviembre, reunió un consejo de guerra,
al cual ai:;i tieron los oficiales de quicuc más l ha–
bían recomendado precaverse. Fever bam opinaba
por la retirada. Churchill se mo traba, al contrario.
dispuesto á pelear. El ·consejo duró ha ta media no–
che, declarando el Rey finalmente e tar decidido
á
retirar.
LV.
DE EROIÓN DE CHUROHILL
Y
DE GRAF'l'O
Churchill vió ó imag"in6 que no inspiraba ouflanza.
y
aunque dotado de rara serenidad no pudo ocultar
su inquietud. Antes del amanecer huyó al campo d 1
Príncipe, acompañado de Granon
(1).
Churcbill dejó una carta donde exp)jcaba su con
ducta. Estaba escrita con aquel decoro que no perdió
nunca en medio del crimen y la desboura. Reconoc!a
deberlo tollo al real favor. El interé , decía, junta–
mente con la gratitud le ob!igaban á seguir la causa
del Rey. Bajo ningún otro gobierno podía e perar
situación tan eminente y próspera como Ja que cleja–
ba; pero todas estas con ideraciones debian ceder
ant.e un deber más sagrado. Era protestante,
y
su
conciencia no le permitía acar la e pada contra la
causa prote tante. Por lo demá , siempre estarla
!l)
Clarke,
Vida de Jaco-Oo,
t.
u, 22"2; .1/em .
iJri{J.;
Barillon,
nov. 21 (dic. 1), 1688;
M
.
de
116rida11.