REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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llena·de terror.
En
toda la ciudad reinaba la mayor
confusión. En este momento, Danby á la cabeza de
unos cien jinetes, se dirigió á la milicia, gTitando:
«¡Abajo el papisrnol ¡Parlar11,ento libre! ¡Religión p?·otestan–
./,e/»
Los milicianos repitieron sus aclamaciones é in·
mediatamente la g uarnición fué sorprendida y desar–
mada, y reducido
á
prisión el Gobernador. Ccrráronse
las puertas de la ciudad y se colocaron centinelas
en todas partes. Permitióse al populacho derribar una
capilla católica; pero, según parece, no se cometió
más que e te atropello. A la mañana sig uiente llena ·
ban la Cas9. Consistorial los primeros caballeros del
condado y los principales magistrados de la ciudad .
El Lord Mayor ocupaba la presidencia. Danby pro–
puso un a declaración, expon iendo las razones que ha–
bían inducido á los amigos de la Con tituoión
y
de la
religión protestante, á levantar e en armas. Adoptóse
en seguida la declaración, que al cabo de pocas hora
iba autorizada por las firmas <le seis Pares, cinco Ba–
rones, .seis Caballeros de distintas ó1·denes y muchas
per onas de cuent a
(1).
Al
mi~mo
tiempo, Devonsh ire, á la cabeza de gran
número de amigos y servidores, abandonaba el palacio
que
taba
cou~truyen do
en hatworth y se presen–
taba en arma delante de Derby, donde entregó, con
toda formalidad, un documento á la autoridades, en
el cual se contenlan las razones que le hablan movido
á
su empresa. 'e encaminó en eguida
á
Kottin g·bam,
que pronto llegó á ser cuartel general de la insu–
rrección del Norte. Aquí publicó una procJ.ama con–
cebida· el:l términos duros
y
atrevido . El nombre de
rebelión, decia, era uu espantajo que no podía asus-
(1)
Memo1'ias de Reresbl)¡
Clarke,
Vida de Jacobo,
t.
u, 231,
Mem. oMg .