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LORD
MACAULAY.
g·uirle, prometiéndoles, si caían en la pelea, renovar
los arrendamientos
á
nombre de sus hijos, y exhortó
á
todos los que tenían un buen caball o
á
echarse al
campo ó poner un sustituto
(1).
·se presentó en Man–
chester con cincuenta jinetes armados, y a ntes de
llegar á Boaden Downs su fuerza se había triplicado .
Los condados vecinos eran presa de violenta agita–
ción. Habíase convenido que Danby se apoderase de
York, y que Devonshire se presentase en Notting·ham .
En esta última ciudad no se creía encontrar resisten–
cia; pero en York habia una pequeña guarnición
mandada por sir Juan Reresby. Danby desplegó ex–
traordinaria habilidad. Habíase convocado para el 22
de noviembre
á
lagent1·y
y
á
lo
pequeños propieta–
rios del Yorkshire con objetO" de dirigir al Rey una
representación acerca
U.elestado de los negocios. To–
dos los delegados de los lugartenientes, en los tres
Ridiugs, varios nobles y una multitud de opulentos
squires
y
yeornen
acomodados habían acudido
á
la ca–
pital de su provincia. Cuatro compañlas de lfÍ. milicia
cuidaban del mantenimiento del orden. La Ca a
Consistorial estaba llena de electore , y ya la discu–
sión había empezado, cuando súbitamente se oyó gri–
tar que los papitas se habían levantado en armas y
estaban matando
á
los protestantes. Probablemente
los papi tas de York andarían entonces ocupado en
buscar donde esconderse, y no en atacar
á
enemigos
cuyo número, respecto de ellos, estaba en la propor–
ción de ciento contra uno. Pero en aquella sazón no
había cuen'to d.1atrocidad cometida por los católicos,
por maravillosa y absurda que fuese, que no encon–
trase en seguida entero créJito. Disolvióse la reunión
(l)
r otecci ón primera tle
tloct~menio
,
l68il;
Gacel(( de Londres,
22 de
hov.