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LORD MACAULAY.
cas construido cou gran rapidez sobre el Exe para
e~
trasporte de los carros,
y
descompuesto luégo en pie–
zas
y
llevado cou igual celeridad. Habíase construi-
-do,
á
ser cierto lo que decían, seg·ún un modelo ima–
ginado por los cristianos que guerreaban contra el
Gran Turco
á
orillas del Danubio. Los extranjeros .ex–
citaban tan gran simpatía como admiración. Su polí–
tico g·eneral tuvo especial cuidado, al distribuir los
alojamientos, de hacer de manera que molestasen lo
menos posible á los habitantes de Exeter
y
de las al–
deas vecinas. Observábase la más
rí~ida
disciplina_
No sólo se castigaba en el acto el pillaje ó cualquier
atropello, sino que se ordenaba
á
las tropas mostrar–
se corteses con todas las clases sociales. Los que
habían' formado idea de un ejército por Ja conducta
de Kirke
y
sus
corde1·os,
se llenaban de admiración al
ver soldados que nunca juraban á las patronas ni to -
maban un huevo sin pagarlo. En cambio de esta mo–
deración, el pueblo dió á las tropas provisiones en
gran abundancia á módico precio (1) .
(1) Veanse. el
Diario
de Whittle, la
Ex pe{Lición de S. A.
y la
Ca·rtade Exon
publicada entonces. He visto dos
cartas noticie–
ras,
manuscritas, donde se describe la pomposa entrada del Prín–
cipe en Exeter. Pocos meses después, escribió un mal poeta una
comedia titulada: •La última Revolución.» Una de las escenas
pasa en Exeter. •Entran batallones del ejército del Príncipe,
marchando hacia la ciudad, con banderas desplegadas y tilmbor
batiente, y salen ciudadanos prorrumpiendo en aclamaciones.• Un
noble llamado Misopapas (enemigo del Papa). dice:
·Can yon guess. my lord,
How dreadful guilt and fear has represented
Your army to the court? Your number and your stature
Are both advanced; all six foot high at least,
ln bear skins ciad. Swiss, Swedesand Brandenburghera.•
•¿Sa.b~is,
milord. de qué manera el temor y la conciencia de sus·
crímenes hr.n contribuido
á
la idea que de vuestro ejército hayl