REVOLUCIÓ '
0
DE I 'GLATERRA.
285.
venir
á
su gabinete al Primado
y
á otros tres Obi pos:
Compton, que lo era de Londre , White, de Peterbo–
rough,
y
prat, de R.ochester. El Rey escuchó con
g ran amabilidad las ardi entes protestas de lealtad de
lo Prelados, a egurándoles que no sospechaba de
ning·uno de ell os.
nPei·o¿dónde está el papel,
dijo el Rey,
q11e ibais á t1·aennc?-Scño1·,
respond ió
ancroft,
110 he–
mos tmído 11i11giln 11apcl. No tenemos empeño
en
vindicar
m1est1·ajama á los ojos del mmido.
re es cosa nueM pm·a
1iosot?·cs q?te nos insulten y acusen fal amente. T11esb-as con–
ciencias 1ws absuelven, V. M. nos absuelve, y esto nos bas–
ta.-
í ,
dijo el l{
y,
11ero yo necesito 11na decla1·ación vues–
b·a.»
Entonces presentó un ejemplar del Manifl.e to del
Principe.
«Mirad,
dijo,
lo q11e. aquí dicen de vosob·os.-Se–
fior,
con te tó uno de los Obi po
no se enco11tra1·á mia
persona, cnt?-c q11inicntas, que consi,dere auténtico esw
M
ani–
fiesto.
-
O,
r pondió el Príncipe montando en cólera;
entonces esos quinientos trae1·ían al Príncipe de Orange
á
q11e me c01·tase el cuello.- o lo q?tiera Dios,•
xclamaron
los Prelado
á una voz. Pero la inteligencia d 1Re ,
nunca muy clara, se hallaba ahora completamente
xh'aviada.
na de la peculiaridades de su carácter
ra imaginar, uando no so adoptaba u opinión, que
su v racidad era puesta en duda.
n¡Que este documento no
es a11té11tico!
exclamó, d doblando las hoja
y
abriendo
J
folleto .
,{
omerezco yo q1te se
~ne
crea? ¿ o ha de darse
1J1·idito
tí
'llli
palabra?-E1 todo caso, seiior,
dijo uno de
lo Obi po ,
esto 110 11ace 1·elación con la Iglesia. Cae den –
tro de la csfe1'a del poder ciml. Dios ka con.fiado la.espada
á
V.
M.
y 1w 11os toca
á
1wsot1·os invadir v11esh·asf1mcio11es.»
Entonce el Arzobi po, con aquella qave y templada
malicia que produce herida má profundas declaró
qu se le debía excu ar por no querer poner mano en
ningún documento politico.
«Yo y mis hennanos, uii01·,
hemos
'frido ya seve1·ame11te po1· '!llezclanios
eii
<lS1mlcs d