'°284
LORD MACAULAY.
dos y cantores huyeron del coro á toda prisa. Al final
Burnet gritó:
«¡Dios salve al Príncíve de 01·angel»
y las
voces de muchos fiel es respondieron:
«Amén» (!).
El domingo, 11 de noviembre,· predicó Burnet en la
-catedral, ante el Príncipe, extendiéndose acerca de
la señalada protección concedida por Dios
á
la Igle–
sia anglicana y á la nación. Al i:nismo tiempo un sin–
g ular acontecimiento·se efectuaba en un lugar más
humilde de los destinados al culto. Ferguson resolvió
predicar en la capilla presbiteriana. El mini h'o
y
los
.ancianos no quisieron consentir, pero el turbulento y
fanático bribón, imaginando que los tiempos de Fleet–
wood
y
Harrison habían vuelto, forzó la puerta, se
.abrió paso por entre la congregación espada en ma–
no, subió al púlpito
y
prorrumpió en terribles invec–
tivas contra el Rey. El tiempo de tales locuras babia
ya pasado,
y
este espectáculo sólo inspiró burla y dis–
_g usto (2) .
XLV.
CONVERSACIÓN DEL REY CON LOS OBISPOS.
Grande era la agitación en Londres mientras estos
s ucesos pasaban en Devonsbire. La Declaración de–
Príncipe, á despecho de tanta precauciones, se bal
1laba ahora en manos de todos. El
6
de noviembre,
Jacobo , que aun no sabía fijamente en qué parte
de la costa habían desembarcado los
invasor~s,
hizo
(1)
Expeaición aei Príncipe de Orange;
Oldmixon, '155;
Diario
de Whittle;
Eachard. m, 911;
Gaceta de Lona1'es,
15
de
nov. 1688.
(2)
Qaceta de L ondres,
15 de nov.
1588;
Expedición det Príncipe
4e Orange.