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LORD llfACAULAY.
XXV.
ADVERTENCIAS HECHAS
Á
JACOBO .
Era, en verdad, imposible, que designio tan vasto
como el que se ha_bia formado contra el Rey de Ingla–
terra, pudiera
permane~er
seereto mucho tiempo.
No babia medio posible cie evitar que las personas
inteligentes advirtiesen que Guill ermo hacia gran–
des preparativos militares
y
navales, ni de impedir
que se sospechase el objeto de· estos preparativos–
Á
prin cipi os de agosto, empezó á
su~urrarse,'
de uno
á
otro extremo de Londres, que se acercaba algún
acontecimiento de importancia. El 41.ébil y corrom–
pido Albeville se hallaba á la sazón en Inglaterra de
temporada, y estaba cierto, ó al menos asilo fingfa,
que el Gobierno holandés no abrigaba planes hostiles
á Jacobo. Pero mientras Albeville se ausentó de su
puesto, cumplió Avaux con gran habilidad
lÓs
d.ebe –
rés de embajador francés é inglés en las Provincias
Unidas,
y
dió á Barillon, asi como á Luis XIV, minu–
ciosa cuenta de lo que pasaba. Avaux estaba cierto
de que se intentaba hacer un deseml:¡arco en Ingla-·
terra, y logró convencer
á
su amo de e ta verdad.
Cuan tos correos llegaban
á
We tm iuster, viniesen
del Haya ó de Versalles, traían las más urgentes ad–
vertencias (1). Pero Jacobo era ví 9tima de una aluci–
nación, en la cual parece haberle sostenido artera–
mente Sunderland. El Príncipe ·de Orange, decla
(1) A
vaux. juli'o
10 (20), 31
(agos'to
10)
y
agosto
11
(21),
1688;
Lui s X
J
V.
á
Barilton,
agosto
2 (12¡
y
16 (26).