REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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solicitud, se advirtieron señales de descontento entre
los concurrentes. Los que pa aban por di frutar la
confianza: del Príncipe de Onwg·e bajaron los ojos,
y
la ag itación se hizo mayor cuando el Mini tro ·anun–
ció que su amo se hallaba e t rechamente unido por
lazos de amistad
y
alianza con S. M. B.,
y
quo
to~o
P.taque hecho
á
Inglaterra seria considerado como una
declaración do g·uorra
á
Francia.
El
Presidente, lleno
de sorpresa, balbució alguna frases evasivas, dándo–
se por terminada la audiencia. Anuncióse al propio
tiempo
á
los Estados, que Luis XIV había tomado bajo
su protección al OardeLal FuEtonlmrg
y
al
apítulo
de Colonia
(1).
Grande era la agitación do los diputados,
y
mien ·
tras unos recomendaban prudencia
y
calma, no res–
piraban otros más que guerra
y
de trucción. Fagel
habló con gran calor de la insolencia francesa,
y
excitaba
á
sus hermauos
á
no dejarse vencer por ame·
naias. La respuesta adecuada á s mojante comuni–
cación, dijo, era reclutar más soldados
y
equipar más
barcos. Despachóse inmediatamente un correo, para
hacer venir
á
Guillermo desde Minden, adonde había
ido
á
celebrar una conferencia de gran importancia
con el Elector ele Brande.ú.lburgo .
XXVII.
JACOBO LOS HACE FRACASAR.
Pero no había motivo de alarma. Jacobo estaba em–
peñado en causar su propia ruina,
y
toda tenta
ti
va para
ll) Avaux, agosto 28 (set. 2), agosto 30 (set. 9), 1688.