234
LORD MACAULAY.
Después de la revolución. Sunderland se alababa,
y
tal vez sinceramente, de haber inducido
á
su amo
á
rechazar los socorros ofrecido por Francia (1
).
La perversa obstinación de Jacobo excitó natural–
mente la indig·nación de su poderoso vocinv. Luis XIV
se quejó de que
á
cambio del mayor servicio que podía
haber hecho al Gobierno ing lés, éste le hubi ra dado
un mentís á presenci.a de toda la ristiandad. Observó ,
con razón, que lo que Avaux: había dicho tocan te á la
alianza entre Francia y la Gran Bretaña era cierto en
cuanto al espíritu, si bien tal vez no lo fu ese respecto
á la letra. No habí a , en realidad . un tratado, com–
puesto de varios artículos, firmado,
ellado y ratifi–
cado; pero durante algun os años h abíanso.cambiado
constantemente entre amba.s Cortes seguridades que,
á juicio de personas ¡:espetabl es , equivalía¡;¡
á
un tra–
tado. Luis XIV añadió que, no ob tante el elevado
puesto que ocupaba eu Europa, nuncá hubiera llevado
el absurdo celo de su dig nidad ha ta ver un insulto
en cualquier acto inspirado por la amistad. Pero Ja–
cobo se bailaba en situación muy diferen te ,
y
muy
pronto había de conocer el valor- de aquella ayuda
que con tanta altivez había rechazarlo \2).
Pero no obstante la estupidez é ingTatitud de Jaco–
bo, Luis XIV, obrando discretamente, debiera haber
insistido en la resolución notificada
á
los E tados Ge–
neral es. Avaux , cuya sagacidad y buen júicio hacían
el)
Cittera, set.
11 (21), 1688;
Avaux. set.
11
(21).
set.
21
(octu–
bre
1);
Barillon, set. 23 (oct. 3); Wngénaar, lib. Lx; Apología 1\e
Sunderlaad. Hase repetido con frecuencia, que Jacobo se negó
á
aceptRr Ja ayuda de u n ejército fra ncés. Lo cierto es que nunca se
le hizo semejante ofrecimiento. Por lo demás, es indudable que
las tropas fran9esas le hubieran sido de utilidad muc)lo mayor,
amenazando la frontera de Holanda, que no cruzando el Canal.
(2)
Liiis
X IV
á
JJwritlon.
set.
20 (30), 1688.