REVOLUCIÓN DE JNGI,ATERRA.
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aquellas ·ventajas le servirían de poco, si Inglaterra,
.inactiva y sin ·gloria bajo cuatro Monarcas sucesivos:
recobraba de pronto su antiguo rango en Europa.
Algunas semanas bastarían para la empresa de que
dependía la suerte del mundo,
y
durante algunas se–
manas, las Provinclas Unidas no tenían que temer.
XXIX.
OBTIENE GUILLERMO LA SANCIÓN DE LOS ESTADOS
GENERALE
PARA SU EMPRESA.
Apre.suró antonces Guillerrpo sus preparativos con
infatigable actividad y con menos secreto del que
hasta aquí había juzgado ne.cesario. Diariamente re-·
cibía promesas de ayuda de las c..ortes extranjeras. En
el Haya la oposición había muei·to. En vano Avaux,
aun en este último instante, desplegaba toda su
habi~
lidad para .reanimar el partido que ha'bía luchado
contra tres generaciones de Príncipes de la Casa de
Orange. Cierto que los jefes de aquel partido seguían
mirando al E tatuder con enemiga. Tenían funda–
ment.() para creer que si prosperaba en Inglaterra, se
haría dueño absoluto ele Holanda. Sin embarg·o, los
errores de la Corte de Versall es ,
y
la habilidad con que
el Príucipe había sacado partido de aquellos errores,
hicieron imposible continuar la lucha con
él.
Vió que
había ll egado el tiempo de solicitar la sanción de los.
Estados. Am terdam', era el cuartel general del partido
hostil
á
su familia,
á
su alto cargo
y
á
su persona, Y
basta de Amsterdam no tenía en este momento nada
que temer. Algunos de los principales funcionarios de
aquella ciudad habían conferenciado
r~petidas
veces