REVOLU0IÓN DE INGLATERRA.
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t itución, variaciones que se habl an llevado hasta
hacer que el Tribuna l se compusiera tan sólo de
hombres dispuestos
á
obedecer impllcitamente las
órdenes del Gobierno. l'\o obstante las continuas pro–
testas del Rey de mantener la religión nacional, mu–
chas per.sonas uotabl e111ente hostiles á aquella reli–
gión habían sido nomb1·adas, no sólo para empleos
civiles, sino también pura beneficios eclesiásticos. El
g·obierno de Ja Iglesia, no obstante lo dispuesto ter–
minantemente en los Estatutos, babia sido confiado
á
una Comisión eclesiá tica, de Ja cual formaba parte
un papista declarado. i::lúbditos fieles, por negarse á
faltar al cumplimiento de su deber y ele sus juramen–
tos, habían sido privados ele sus llaciendas,
á
pesar de
lo dispuesto en la Magua Carta de las libertades de
Inglaterra. Al mi mo tiempo, personas que legal–
mente no podlan poucr el pie en la Isla habían sido
colocadas al frente de Seminarios destinados
á
co–
rromper la juventud. Lugartenientes y subdelegados
y jueces de paz hablan sido dostituídos, en masa, por
negarse
fa.
sostener una polltica perniciosa y anti–
constitucional. Habian sido conculcadas las fr'lnqui –
cias electorales de casi todos lo" distritos del Reino.
Los Tribunales de justicia se bailaban organizados de
tal modo, que sus deci siones, aun en asuntos civiles,
no inspiraban ya confianza, y su servilismo en las
cuestiones criminales, había valido al reino la acusa–
ción de derramar saug-re inocente. Todos estos abu–
sos, aborrecidos de la nación inglesa, iban á ser de–
fe ndidos, según parecía, por .un ejército de papistas
irlandeses. Y aun esto no era todo. Los Príncipes más
arbitrarios no tomaron nunca
á
ofensa que un súbdito ·
expusiera modesta
y
paci ficamonte los atropellos de
que era victima, solicitando el auxilio ·del Monarca.
Pero las peticiones se calificaban ahora
ev.
Inglaterra