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LORD llfACAULAY.
con él, con Dykvelt y con Ben tinck, y habían llegado
-á
dar promesa dl3 contribuir también- por su parte, ó al
menos, .no oponerse, á la gran empresa. Algunos es–
.taban exasperados por los edictos comerciales de–
Luis XIV; otros ang·ustiados por la suerte de parientes
y
amigos que estaban á'merced de los drag ones; otros
no querían incurrir en la
r~sponsabilidad· de
promover
un cisma que podía ser fatal á la federación bátava; y
otros tenían miedo .al pueblo llano, que estimulado
por las exhortaciones d8 predicad9res fanáticos, esta-–
ba pronto
á
hacer inmediata justicia en todo aquel que
fuese traidor á la causa protestante. La mayoría, por
tanto, de aquel Municipio que por largo tiempo se
había mostrado parbidario de Francia, se declaró
fa–
vorable á la empresa de Guillermo. Desde entonces ·
_desapareció totlo temor de oposición en cualquier parte
de las Provincias Unidas, y en sesiones secretas se
concedió á su empresa la plena sanción de todos los
Estados (1) .
XXX.
EL CONDE DE SCHOMBERG.
Habíase ya fijado el Príncipe en un General que re–
unia excelentes cualidades para nombrarlo segundo
.en el mando. 'No era esta, en verdad, cuestión de poca
(1)
MS. de Witsen,
citado por W¡¡genaar:
Al~niorias
de Lora
L onsaale¡
Avaux. oct.
4 (14), 5 (15), 1688.
La declaración oficial de
los Estados
c;ton erales
de
·18 (28)
de octubre, se hallará en
el
Re–
cueil aes
Trii.ités._
tom.
1v ,
núm. 225.