REVOLUCIÓN DE" INGLATERRA.
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les, de que no abrigaban ningún proyecto hostil, por–
{}Ue aun no tenían los Estados noticia oficial del pro–
yecto de Guillermo pudiendo todavía, en el estado
actual de las cosas, neg·ar su sanción
á
la empresa que
se proponía el Esta.tuder. Jacobo declaró no
d.arel me–
nor crédito
á
los rumores que corrían de un
a invasión
holandesa, manifestando , además , que la conducta
del Gobierno francés le habia sorprendido
y
llenado
-O.e enojo. Dióse orde n á Middleton de asegurar á todos
los Ministros extranj eros que no existía, entre Francia
é
Inglaterra, la alianza que para s'us fines particul arns
· -pretendía la corte de Yernalles. Al
iuocio dijo el Rey
que los designi:os de Luis XIV se veian palpablemen–
te, y que serian frustrados . Esta oficiosa protección
era al mi smo tiempo u.u insulto
y
una asechanza.
«Mi
.buen
he1mano,
decia Jacobo ,
tiene excelentes cualidades;
JJe1·0 la adulaci6n
y
la vanidad'le han vuelto et seso» (
l
)
.
Adda,
á
quien l<> de Colonia importaba mucho más
que Jo relativo
á
Inglaterra, apoyaba tao extraña ilu–
sión . Albeyille, de regreso ya en su puesto, recibi ó
orden de hacer protestas amistosas
á
lo~
Estados Ge–
nerales, añadiendo altivas frases que hubieran senta–
do bien en boca de Isabel ó de Cromwell.
«Mi amo,
decía,
por su pode1·
y
su ca1·ácter ocupa rango más elevado
IJUC el que F1·ancia JJretende asignarle. Hay alguna dijeren–
cia entre un Rey de Inglater1·a
y
un A1·zobispo de Cotunia.n
Bonrepaux obtuvo fría acog·ida en Whitehall. Los so–
corros navales que ofrecía no fueron rechazados en
absoluto, pero hubo de volverse sin haber concluido
nada,
y
se informó
á
los Ministros de las Provi ncias
Unidas
y
de la Casa d·e Austria, que su misión babia
desagradado al Rey y no babia producido resultado.
(1) <()he l'adulazlone e la vanitá, gli avevano tornato
il
CilpO.>–
Adda, agosto SI (set. 10), 1688.