REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
'&7
XXIV.
ANSIEDAD DE GUILLERMO.
La ayuda de 8underland fué recib.ida con los bra–
:zo's .abiertos, pues como se acercaba el momento de
descarg·ar el golpe decisivo, la ansiedad de Guillermo
era cada vez más intensa. Ocultaba sus sentimientos
á los ojos de la g-eneralidad, la g lacial tranquilidad de
su aspecto; pero abria por entero su corazón á Ben–
tinck. Aun no estal:ian terminados los preparativos.
Sospecbábanse ya sus dcsig·nios, y no podian perma ·
necer ocultos larg·o tiempo. El Rey de Francia óla ciu–
dad de
Amster~am
podían aún hacer fracasar la em–
presa. f?i Lui!;i XlV enviaba un ejército
á
Brabante, si
la facción que odiaba al Estatuder levantaba la cabe ·
.za, todo estaba perdido.
«Afis su,frirnientos, mi inquietud,
escribia 1 Principc,
son, te1·ribles. Apenas me doy cuenta
de
lo
que ha,qo,
y
en toda mi vida he sentido tan gran necesi–
dad de q'll,e Dios 1ne p1·este su ayuda»
(1) . La mujer de
Bentinck se !Jallaba por este tiempo peligTosamente
enferma,
y
á am!Jos amig·os inspiraba su estado la más
penosa inquietud.
«Dios os dé fuerzas ,
escribla Gui–
llermo,
y
os pe,.mita contribuir, por vuest1·a parte,
á
una ob1·a
de
la
cual, en cuanto alcanza laprevisión lmuma'Jl,a, depende la
$UCrte de sit Iglesia»
(2).
(1) Agosto 19 (29),
l~.
(2) Se't. 4 (14), 16 8.