Table of Contents Table of Contents
Previous Page  220 / 548 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 220 / 548 Next Page
Page Background

206

LORD MACAULAY.

XVI.

LILLIBULLERO.

1

0

se manifestó entonces el sentimiento público

con aquellas se.ñales á que ya estamos acostumbra–

dos, grandes reuniOJ.leS y vehementes discursos. Sin

embarg·o, no le faltó medio de manifestarse. Tomás

Wharton, que en el último Parlamento había repre–

sentado 'el Condado de Buckingbarn, el cual era ya

famoso entre los libertinos y los whigs', había esqrito

una balada satirizando la administración de Tyrcon–

nel. En este pequeño poema, un irlandés felicita, en

bárbara jerga, á un compatriota suyo con motivo del

próximo h'iunfo del catolicismo

y

dela razaMilesia. El

heredero protestante será excluido de la Corona. Los

oficiales protestantes serán expnlsados. .La Mag·na

Carta

y

los necios que la invocan serán colg·ados de

una cuerda. El buen Talbot hará llover mandos mili–

tares entre sus paisanos y cortará el

cuel~o

á

los In–

g·leses. Estos versos, que en nada se disting·uían de la

ordinaria poesía callejera, tenían por estribillo algu–

nas sílabas incoherentes, que se decía habían servido

de santo

y

seña

á

los insurgentes de Ulster, en 1641.

que Churchill hizo que el tribunal sentenciase á muertl!'á los seis

oficiales.

o se

encllen~ra

esta anécdota entre los papeles del Rey,

por lo cual yo la coloco entre las mil ftccione3 inventadas en

Saint-Germnin

á

fi n de ennegrecer aún roas un carácter bastante

negro de suyo, sin necesidad de tales invenciones. Es muy proha–

l>le que en esta ocasión se haya fingido Churchill muy indignado

para mejor ocultar la Lraición que meditaba¡ pero es imposible

creer que hombre de tau buen sentido llegase á exigir de loa

individuos de un consejo de guerra, la imposición de un castigo

que, como º\\die ignoraba, no caia bajo su competencia.