REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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donde ta·!vez se mostraba más poderosa, era en el ejér–
cito. Ni oficiales ni soldados estaban dispuestos
á
to–
·1erar pacientemente la preferencia mostrada por su
amo á una raza extranjera y sometida. El Duque de
Berwick, que e'ra ·coronel del octavo regimiento de·
línea, ac1:lartelado entonces en Porstmoutb, dió or–
den de alistar
á
treinta ind ividuos recién llegados de
Irlanda. Los soldados ingleses declararon que no ser–
virían con los intrusos. Juan Beaumont, teniente
coronel, en su nombre y' en el de cinco capitanes,
protestó,
á
presencia del Duque, del insul to hecho al
ejército y
á
la nación inglesa.
«Hemos 01'!}anizado el
n –
gimiento,
dijo,
a
mtest?·as expensas, pa1·a defende1· la G01·ona
de S. M. en tiempo de pelig1·0;
y
mmcu, ltemos puesto dificul–
tad en ousca1· ccntenai·es de •reclutas ingleses. Fácilment,e
'}Jodemos corwpletar todas las companías sin admitfr Irlande –
ses. Así, pues, juzgamos ofensivo
á
nuest?·o k01io1· que se nos
'oblig1te á admitfr p01·j1em·za
á
estos exf!ranfei·ot ,
y
s1plicamos
que senos permita 6 manda?· lwmbres de nuestm nación 6
abandonar el se'!"Vici o. "
Berwick pidió instrucciones
á
Wíndsor. El Rey, lleno de indignación , despachó in–
mediatamente alguna caballería
á
Por tmouth con
orden de traer
á
u presencia los seis oficiales rebel–
des. e les sometió
á
un consejo de guerra, y como
se negasen á ceder, se les sentenció
á
ser degradados ,
que era el mayor castigo que ntonces podia imponer
un tribunal marcial. La nación entera aplaudió
á
los
exonera.dos oficiales, y contribuyó
á
estimul ar el sen–
timiento predominante, el infundado rumor de que
mientras habían estado en el arresto, fueran tratados
con cruel dad (!).
(1)
llistoria de ta deserción.
1689;
complírense las dos primeras
ediciones; Barillon, set.
(1 ), 16
; Cittere en igual fecha; Clarke,
l'ida
d hcobo
ll,
ll,
168. Kl compilador de esta última obre. dice
·.