200
LORD MACAULAY.
XV.
I ' DIGNACIÓN PÚBLICA.
De los muchos errores come'tidos !lor Jacobo, nin–
guno fué tan fatal como éste. Ya se había enajenado
la amistad del pueblo violando sus leyes, confiscando
sus haciendas y persiguiendo su religión. De los
que algún tiempo habían sido celosísimos defenso–
res de la Monarquía, había hecho ya rebeldes decla–
rados. Sin embargo, aun hubiera podido, con alguna
probalidad de é;x.ito, iuvocar el patriótico espí ritu de
sus súbditos contra un invasor extranjero. Eran los
Ingleses raza insular, no sólo por su posición geográ–
fica, sino también por carácter. Ciertamente que sus
antipatías nacionales se hallaban á la sazón irracio–
nal é inquebrantablemente arraigadas. unca habíau
podido acostumbrarse
á
sufrir la intervención de nin–
gún extraño. La presencia de un ejército extran–
jero en su territorio podria impulsarles
á
reunirse
l:¡asta en torno de un Rey á quien no tenían ningún
motivo para querer. Tal vez Guillermo no hubiera
podido vencer esta dificultad, pero Jacobo se encargó
de apartarla de su paso.
i
aun el arribo. de una bri–
gada de mosqueteros de Luis XIV hubiera excitado
tan gran indignación y vergüenza, como sintieron
nuestros padres al ver las ordenadas columnas de pa–
pistas, .recién llegados de Dublín ; marchando con
pompa militar por los caminos reales.
ingún hombre
de sangre inglesa miraba entonces como compatriotas
suyos
á
Jos Irlandeses indígenas. o pertenecían
á
la
misma rama que nosotros en Ja g ran familia humana.
Distinguianse de nosotros por varias particularidades