REVOLUCIÓN DE INGLATERRA .
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mayor. Puede suponerse que los rudos paisanos d
·c onnaught, colocados con armas en la mano en me–
dio de un pueblo extranjero
á
quien odiaban
y
del
cual eran odiados, habrían de cometer al gunos ex–
cesos. Estos eran ·aumentados al correr de boca en
boca, agregando
á
los ultrajes cometidos, realmente.
por el extranj ro, todas las of nsas d sus camaradas
ingleses. De todos los rincones del Reino se levantó
un grito tlc indignación contra los bárbaros extran–
jero que allanaban las casas particulares, se apode–
raban de carros y caballos, se llevaban el dinero
y
ultrajaban
á
las muj eres. Deciase que estos hombres
eran hijos de los qu
cuarenta
y
siete años antes
habían matado
á
millares los protestantes. La histo–
ria de Ja rebelión de 1641, hi toria que aun relatada
con moderacion excitaría lá, tima
y
horror,
y
que las
antipatía
r lig·iosas
y
na<.:ionale
habían alterado
lastimosamente, era entonces tema favorito de todas
las conver aciones. Horribles historia de ca as que–
mada con todos sus habitantes. dentro, de mujeres
y
niños ase inados, de próximos parientes obligados
por 1 torro nto·á as sinar
los unos
á
los otros, de
adáveres ulh·ajados
y
mutilados, eran r !atadas
oídas con grandísimo in ter s
y
' ntero crédito. Enton–
ces se añadía que los feroce salvajes que por orpre a
habían coro tido todas estas crueldades con una co–
lonia inocente · ind fensa , tan pronto había llegado
allí
romwell para cumplir u g-ran misión de vengan–
za, llenos de pánico arrojaron las armas,
y
sin probar
iquiera la uerte del combate en una sola batalla, ha–
bían caido en aqu lla esclavitud en que actualmente
vivían . Mucha
eñal sindicaban que el Lord Lugar–
teniente meditaba otro gran despojo
y
matanza de co–
colonos sajones. Millares de protestantes que habían
huido de la inj usticia
é
insolencia de Tyrconnel, des-