REVOLUCIÓN DFJ INGLATERRA.
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Avaux. ·Proposiciones presentadas por el Estatuder
. .como indispensables
á
la seguridad de la República,
sancionadas por todas las provincias , excepto Holan–
da, y aprobadas por diez y siete, de los diez ocho con–
sejos municipales de e
ta
última provincia, habían
sido rechazadas una
y
otra vez por el solo voto de
Amsterdam. El único remedio constitucional en tales
casos, era que las ciudades que optaban por la aproba–
ción de la propuesta, enviasen diputados cuya misión
era reclamar ante la ciudad. disidente. El número
de diputados era ilimitado; podían emplear en sus re–
clamaciones todo el tiempo que juzgasen conveuieu–
íe, y en tanto, todos sus gastos debían ser sufrag·ados
po; el obstinado municipio que se negaba
á
ceder á
sus argumentos. Tan absurdo modo de coerción ha–
biase empleado una vez con éxito eu la pequeña
ciudad de Gorkum, mas no ra probable que hubiera
de producir gTan efecto en la poderosa y opulenta
Amsterdam, renombrada en todo el mundo por su
puerto, que cubrían innumerables mástiles, por sus
.canales en cuyas orillas se levantaban soberbios edi–
ficios, por su magnifico salón de los Estados, cuyas
paredes, techo y pavimento eran de reluciente már–
mol, por sus almacenes llenos de las más costosas
pr9ducciones de Ceilán y Surinam, y su Bolsa eu
cuyo recin to se oían constantemente todas las len–
guas de los pueblos civilizados (1).
Repetidas veces, las disputas entre la mayoría afecta
al Estatuder, y la minoría., capitaneada por los magis–
trados de Amsterdam, se habían agriado en términos
de parecer inevitable el derramamiento de sangre. En
una ocasión había intentado el Príncipe hacer castigar
por traidores á los diputados rebeldes. Otra vez le ce-
(1)
A.vaux,
Negociaciones,
oct.
29
(nov.
8), 1683.