REVOLUCIÓ ' DE INGLATERRA.
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ella, ·ocupaba Guillermo el lugar de los parientes de
que le habían privado la muerte ó el destierro, de los
hijos que habían sido negados
á
sus oraciones,
y
de
la patria de donde vivía alejada. olo Dios compartía
el imperio de Guillermo sobre su corazón. A su padre,
tal vez nunca le había tenido cariño: muy joven aún
se separó de su lado: hacia ya mucho años que no le
había visto,
y
ning·uno de sus actos para con ella des–
pué de su matrimonio había indicado cariño por
parte de l, ni aun parecía destinado
á
excitar el cari–
ño de u hija. Jacobo babia hecho cuanto estaba en
u mano para alterar su felicidad doméstica,
y
había
establecido un sistema de espías, enredadores y chis–
moso bajo su techo. Tenía Jacobo renta mucho ma–
yor que ning uno de sus pred cesores,
y
anualmente
pa aba
á
la hermana menor d Maria, cuarenta mil
libras
sterlina
(l ); pero la heredera presunta del
trono no babia recibido nunca de él la menor ayuda
pecuniaria, y con gran dificultad podia pre' entarse
con el boato que exigía u alto rango entro las Prin–
cesa europeas. Habíase aventurado
á
interceder con
u padre n
fa
or de su antig·uo amigo y preceptor
omptom,
l cuul. por u g·a1· o
á
cometer un acto de
notoria injusticia, fuera su pendido de sus funciones
episcoptile : ol resultado do su intercesión babia sido
una dura repulsa (2). De de l día en que pudo ver e
manifie tamento que ni ella ni u marido estaban
di pue to
á
contribuir
á
la infracción de la Constitu–
ción ingl sa, uno de lo principale objetos de la
polltica de Jacobo había ido hacer
á
ambos el mayor
-daño po ible. Había hecho salir de Holanda los regi–
mientos ingleses; había con pirado con Tyrconnel
(ll Bonrepaux, julio 18 (28). 1691.
!2) Bircb,
Ex tracto
,
en el Museo Británico.